DOBLE A EL ‘PRO’ Y SU IMPACTO
Hay diversas opiniones sobre la producción de los 46 profesionales que participaron en el torneo regular
Desde su llegada en el 2006 ha sido eje de controversia en el organismo.
Y a través de diversas medidas, el jugador profesional ha estado presente en cada temporada del béisbol Doble A desde entonces. En unos torneos con uno; y en otros con dos.
Este año, la junta de directores aprobó la eliminación de uno de los dos.
La medida creó polémica y el caso fue llevado a la Federación Internacional de Béisbol. Y la Internacional le ordenó a la Federación local que no puede limitar la cantidad de profesionales para venideros torneos.
El Nuevo Día repasó el desempeño de cada uno de los profesionales que participaron en el torneo 2015. Un total de 46 profesionales estuvieron activos en la fase regular entre las 42 franquicias (se permite cambiar el profesional). De esa cantidad, 25 fueron jugadores de posición y los res- tantes 21 fueron lanzadores. Y el promedio de bateo colectivo de los profesionales fue de .309. Mientras a nivel colectivo, los lanzadores profesionales registraron marca de 78-43 con efectividad de 3.03.
¿Cómo se puede catalogar el desempeño colectivo de los profesionales? Hay diversas opiniones. “Esa actuación colectiva no se puede llamar sobresaliente”, observó el exjugador de los Patrulleros de San Sebastián y comentarista televisivo de la liga, Raúl Nuñez.
“Si le diera una nota sería una B. A nivel general no es una actuación que sea dominante. Sí hay que profesionales con actuaciones sobresalientes, mayormente entre los lanzadores, pero en general no veo una marcada diferencia entre el aficionado y el profesional”, agregó Nuñez.
En la fase regular, los principales renglones ofensivos fueron dominados en su mayoría por los aficionados. Entre los líderes en promedio de bateo, cuatro de los primeros 10 fueron profesionales; en carreras remolcadas, solo hay uno entre los primeros ocho; en anotadas, hay dos entre los mejores ocho; y en jonrones, apenas hay dos entre los mejores siete.
Jaime Ortiz (Cidra) fue el profesional más sobresaliente con el madero al ser el máximo jonronero con siete, a la vez que terminó segundo en remolcadas con 24 y segundo en anotadas con 26. Promedió .406. El líder de bateo fue el profesional Nelson Gómez (Yabucoa) con .478; pero los de remolcadas y anotadas fueron aficionados en Humberto Meléndez (Camuy) con 25 y en Cristóbal Rodríguez (Florida) con 27, respectivamente.
“Globalmente, no son los números que esperarías de los profesionales. Pienso que deberían tener una producción más alta. El bateador aficionado ha estado entre los .300 y .400 de promedio desde que se inauguró la Doble A. Entiendo que el pelotero pro-
fesional cuando llegó a la liga, encontró que este béisbol no está tan lejos de calidad al profesional de aquí”, opinó el exapoderado y exdirigente de la Doble A, Luis Rivera Toledo.
En pitcheo, la historia es un poco distinta en los renglones de victorias y de ponches. Un total de 18 lanzadores alcanzaron cinco victorias y la mitad fueron profesionales con Luis Ramos (San Sebastián) como el mejor con 8-0, seguido de Luis González (Coamo) con 7-2 y Alex De la Cruz (Añasco) con 6-1. En ponches, el dominio fue absoluto de los profesionales al figurar ocho entre los mejores nueve de la liga. De la Cruz fue el mejor con 95 abanicados en 77 entradas.
El exgrandesligas Edwards Guzmán, quien jugó como profesional en la Doble A y ahora es dirigente de Río Grande, tiene una opinión distinta y resaltó la contribución de este jugador en el torneo. “A mi entender, los números globales son buenos. No todo el mundo batea .300 ni tienes a cinco lanzadores con efectividad de 3.00. Si tienes a cinco pitchers con esa efectividad y a cuatro o cinco bateadores con ese promedio, fueras contendor al campeonato. Es una buena producción”, planteó Guzmán.
“Entiendo que esos números no son malos. Y gracias a los profesionales muchos equipos clasificaron. Con un solo lanzador, hubo equipos que clasificaron. Mira a San Sebastián con Luis Ramos que ganó ocho de los 12 juegos de su equipo. Y sin Jaime Ortiz, la ofensiva de Cidra no hubiera sido igual y, quizás, ni clasificaban”, destacó Guzmán al señalar que también es justo evaluar la experiencia del profesional antes de emitir una opinión sobre el desempeño.
“No todos los profesionales poseen la misma calidad. Para mí, los profesionales son los que jugaron de nivel Doble A (béisbol organizado) hacia arriba”, dijo Guzmán.
El serpentinero profesional, Miguel Martínez, ha sido uno de los brazos más dominantes en la Doble A desde el 2009. Este año con Camuy, por ejemplo, Martínez ganó cinco juegos y salvó otro, interviniendo en seis de las 11 victorias de los Arenosos.
Martínez, sin embargo, reconoció la calidad del torneo. “Esta es una competencia dura. La única diferencia que le veo a la profesional, es que no juegas todos los días. Mi pensar es que no es una liga fácil. Hay muchos batea- dores buenos, aunque con menos fuerza. Y, en mi caso, trabajo igual de duro como si se tratara de la profesional. Soy un jugador a tiempo completo y entreno todos los días”.
Luis Ramos, en tanto, fue el lanzador más destacado en esta campaña con los Patrulleros. Y en su caso -más allá de hablar de su dominio- Ramos dijo el torneo le ha servido de “taller” para hacer la transición de jardinero a serpentinero. “Vine a lanzar por primera vez en la Doble A. Y me ha ayudado un mundo para desarrollarme. Me ha servido de transición y he podido lanzar de aficionado a profesional (con Carolina y San Juan en la invernal). También ha sido mi sustento desde el 2009”, dijo Ramos.
“Si le diera una nota sería una B. A nivel general no es una actuación que sea
dominante”
RAÚL NUÑEZ
Exjugador aficionado “Globalmente, no son los números que esperarías de los profesionales. Pienso
que deberían tener una producción más
alta”
LUIS RIVERA TOLEDO
Exapoderado de la Doble A
“A mi entender, los números globales son
buenos. No todo el mundo batea .300 ni
tienes a cinco lanzadores con efectividad de 3.00”
EDWARDS GUZMÁN
Exprofesional y dirigente