Un paraíso para el deporte
La radio, ahora con la ayuda del internet, también conecta a la fanaticada del exterior
Hay imágenes que, mientras la radio viva, serán asociadas al deporte.
El radio sobre la mesa, rodeado de escuchas atentos a la narración del partido, es una de esas imágenes. El hípico, con el radio pegado al oído, empujando a su ejemplar con la papeleta, es otra.
Son imágenes costumbristas. Así de adherida está la radio al deporte – y viceversa.
“En los 60, un vecino tenía un radio y escuchaba los juegos. Pero se acostaba temprano y yo me quedaba con ganas de escuchar más. Mi papá me regaló un radio y ahí escuchaba los juegos. Sin la radio, no veo la esencia deportiva porque no todo el tiempo puedes tener televisión o computadora. La radio siempre se las ingenia”, dijo Raúl Cintrón, por 33 años moderador del programa Hoy en los Deportes por Radio Hoy 1210 AM.
El juego, el radio y el fanático son una trilogía en el deporte, en la que el segundo es el enlace entre el primero y el tercero.
“La importancia de la radio en el deporte es informar y entretener al fanático que no pudo llegar al juego”, dijo el narrador de los Patrulleros de San Sebastián en la pelota Doble A y de los Indios de Mayagüez en la profesional, Arturo Soto. Es más que un enlace. También es el cupido entre el deporte y el fanático.
“A mi entender, la importancia de la radio, en los últimos 20 años, es que se ha usado para mercadear el producto (deporte) y animar, crear efervescencia en el fanático, para que al otro día vaya al parque”, agregó Soto.
Es cosa seria para los que hacen radio. Es informar y, por tanto, es ser exacto. Es mirar el juego hasta en los tiempos para saber si hubo cambios que luego debe dejar saber al oyente. Es estar al día para entretener. Es sacrificio porque es más fácil estar en las gradas con unos chicarrones en la zurda y una cerveza en la diestra, charlando y riendo con lo que sucede en el juego.
“Hay que trabajar a puerta cerrada porque necesitas una concentración total, seriedad, disciplina, porque la responsabilidad es grande”, dijo Soto.
Si se hace buena radio, si la transmisión hace que el oyente se meta en el juego como si estuviera en las gradas, las recompensas son grandes. El narrador puede ser tan estrella como muchos atletas. Puede ser parte de la cultura popular. Puede transformar el idioma del pueblo, como la expresión “¡derechiiito!”, que usa Soto para cantar los strikes en recta, o como el recordado “¡Ayúdalo Divina Pastora!” del fenecido Manolo Rivera Morales, y muchas otras frases deportivas que han pasado a ser del pueblo, como el ‘Gulú Gulú’ de Ernesto Díaz González.
Puede crear leyendas, como Luis Enrique ‘Bibí’ Marrero, el fenecido narrador de carreras de caballo, que también fue narrador comercial, y quien pegó el estribillo de la brillantina Alka, como lo recuerda el redactor reportero de Deportes de El Nuevo Día, Rubén A. Rodríguez.
Marrero tenía un estilo único, una voz agradable, una manera creativa de darle información extra a los hípicos. Hoy día es recordado con nostalgia y alegría.
“Bibí era un espectáculo”, recuerda el cronista hípico de El Nuevo Día, Erick Rodríguez.
Fe de ese arraigo la dan las voces de los campeones nacionales Montañeses de Utuado por los últimos 30 años en WUPR, Toñito De Jesús Cubano y Lulo Medina, al que se le ha unido el licenciado Ángel ‘Jun’ Jaurbe de Jesús.
“Uno se encuentra con gente que no conoces, señoras y señores, y le hablan a uno del juego. Mucha gente sigue a uno”, dijo Medina.
La radio también es evolución en el deporte, es crecimiento, es globalización. Gracias a que la industria ha aprovechado la tecnología del internet, las transmisiones que antes se quedaban atrapadas en el pueblo o en la zona, ahora son transcontinentales y enlazan al fanático que está a millas y leguas del juego.
“En las transmisiones nuestras de las Indias”, dijo el narrador Rafy Vélez por WVID FM 90.3 sobre los partidos del Voleibol Superior, “el papá de Amanda (Vázquez, jugadora) nos escuchaba desde Hawai. Antes, 20 años atrás, esa no era una posibilidad”.