El Nuevo Día

Cifras esenciales para atender la salud mental

Aunque Puerto Rico cuenta con investigad­ores dedicados que trabajan por años en el desarrollo de nuevos medicament­os contra la enfermedad de Alzheimer, la burocracia ha mantenido paralizada por más de una década la ley que hubiera propiciado estadístic­as

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En agosto de 1999 se aprobó la Ley 237 que establecía un registro de casos de Alzheimer, y obligaba a médicos e institucio­nes hospitalar­ias a informar por escrito de todo caso atendido. Esta informació­n es vital para estudios estadístic­os, investigac­iones científica­s y otros fines educativos, con la protección en todo momento de la privacidad del paciente.

Ahora, cuando se da a conocer recienteme­nte que un grupo de científico­s y estudiante­s de la UPR de Humacao, está en la segunda fase de una investigac­ión para mejorar el efecto de los medicament­os, y que la profesora de química orgánica, Margarita Ortiz, ha obtenido una patente, se ha sabido que el registro de pacientes de Alzheimer, que por ley debió activarse dieciséis años atrás, ha comenzado a funcionar hace sólo nueve meses.

Lo que debía de ser un trámite sencillo, el notificar al Departamen­to de Salud la detección de un nuevo caso, se fue aplazando año tras año, al punto que se puede decir que la Ley 237 ha quedado en letra muerta desde que se aprobó. Trascendió incluso que algunos médicos se habían quejado de que, entre los requisitos para reportar un paciente con Alzheimer, los obligaban a llenar un extenso formulario, para lo que no tenían tiempo.

El Departamen­to de Salud o cualquier otra instancia gubernamen­tal no puede pretender que se apliquen sus estilos engorrosos, de largo papeleo, a institucio­nes privadas que se supone sean dinámicas y estén dando servicio. En otras palabras, con que sólo reportaran los casos de Alzheimer y las fases de la enfermedad, las edades y lugar de procedenci­a de los pacientes, se hubiera tenido un cuadro mucho más preciso.

El director del denominado Registro Electrónic­o de Alzheimer, William Torres, ha revelado que, aunque ya cuentan con un grupo de institucio­nes y profesiona­les que están dando informació­n, hay otros, incluso grandes hospitales del área metro, que han hecho caso omiso a la directriz de Salud para que notifiquen los casos que atienden. Según Torres, “se les ha enviado cartas y no han contestado”.

Dada esta circunstan­cia, lo próximo es proceder con lo que dispone la ley. La plataforma digital que se inauguró en mayo de 2014, para que se reporten a través de ella los casos de Alzheimer, no es para uso “voluntario”. Los hospitales y médicos cuentan con un plazo de 30 días para realizar la notificaci­ón a partir de la fecha en que se diagnostic­a al paciente.

Se estima que en Puerto Rico viven alrededor de 22,000 personas con Alzheimer, lo que supone costos crecientes para los familiares y el Estado. La velocidad con que envejece la población indica que ese número podría elevarse a cotas inimaginab­les en un futuro próximo.

Más del 20% de la población de la Isla tiene 60 años o más. La edad promedio en los hombres es de 35 años, mientras que en las mujeres es de 38. La tasa de reemplazo generacion­al es de un 1.7%. Es importante destacar que, a nivel mundial, los criterios que se utilizan para determinar si un país “se hace viejo”, es que más del 10% de la población tenga 60 años o más; la edad promedio de hombres y mujeres supere los 30 años, y el reemplazo generacion­al esté por debajo del 2%. En Puerto Rico cumplimos y superamos con creces todos esos criterios.

La prevención y detección temprana de las enfermedad­es relacionad­as con la vejez es algo prioritari­o ante la preocupant­e realidad demográfic­a. En esa misma línea, hay que reconocer el valiosísim­o esfuerzo de los investigad­ores que luchan para hacer más efectivo el tratamient­o contra el Alzheimer.

Para correspond­erlos, y luego de lustros de inacción, el Departamen­to de Salud tiene que ponerse las pilas y proveer estadístic­as confiables.

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