Innegociable la vida de todo trabajador
La multa de $359,000 impuesta a la Autoridad de Energía Eléctrica por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) del Departamento del Trabajo dramatiza las múltiples violaciones de protocolo que provocaron la muerte de dos empleados, aunque
Por eso, nos parece acertada la decisión de OSHA de darle seguimiento al caso para modificar la manera en que se trabaja en la AEE y establecer medidas efectivas de prevención. Como bien planteó el secretario auxiliar de Salud y Seguridad en el Empleo, Israel Droz Alvarado, una penalidad no garantiza la corrección de las fallas ni la seguridad de un trabajador.
El plan de OSHA, que confiamos sea aceptado sin reparos por la gerencia de la AEE y la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER), que representa a la mayoría de sus empleados, busca la implantación conjunta de normas que no sólo corrijan las fallas que provocaron la muerte el 13 de julio de este año de dos trabajadores de la central termoeléctrica de San Juan, sino que también eviten la repetición de incidentes trágicos en el empleo.
De todos modos, la multa impuesta por OSHA a la AEE en relación al incidente en la central San Juan no es final y firme porque la agencia otorga un plazo a la corporación pública para decidir si la acepta o la impugna. El martes, la AEE aún tenía algunos días para tomar la decisión.
A raíz de una investigación interna, la AEE responsabilizó a seis empleados por el incidente de julio y suspendió a tres de ellos de empleo y sueldo. La pesquisa interna aún no ha concluido.
Esperamos que, independientemente de la decisión de la AEE, tanto la gerencia de la corporación como el liderato laboral puedan ponerse de acuerdo en que es imprescindible establecer protocolos de seguridad que cumplan con las normas más estrictas para proteger la vida de los empleados, muchos de los cuales realizan labores de riesgo para mantener al País electrificado y con el necesario servicio continuo de electricidad.
No puede haber vacilaciones en este asunto porque se trata de un tema de enorme responsabilidad para la AEE, que tiene una alarmante estadística de 1,100 accidentes de diversa índole ocurridos solamente este año, de acuerdo a una recopilación sindical.
Hasta ahora, OSHA se había limitado a imponerle multas a la AEE, como hizo hace tres años, cuando la multó por desviaciones de los protocolos que le costaron la vida a un mecánico succionado por una caldera en la central de Palo Seco.
En ese informe, OSHA enumeró nueve violaciones a los reglamentos de seguridad y salud, cinco de ellas intencionales, que incluyeron que los supervisores violentaron sus propios procedimientos, que obligaban a verificar que la caldera estuviera despresurizada y a advertir que había trabajadores en su entorno.
En 1998, otro trabajador murió al caer dentro de un tanque con cinco millones de galones de combustible al desprenderse el piso podrido sobre el que estaba parado.
El informe del incidente de julio pasado aún no se ha hecho público, por lo que no se conocen cuáles fueron las violaciones específicas al protocolo de seguridad.
La AEE tiene un largo historial de violaciones a las normas de seguridad y sólo en los últimos dos años, OSHA ha encontrado 294 infracciones a la Reglamentación de Higiene y Seguridad Industrial. La AEE ha impugnado 14 de las 41 inspecciones en las que se determinaron tales violaciones.
Así las cosas, la relación entre la AEE y OSHA parece limitarse a la realización de inspecciones y la imposición de multas por parte de la agencia, y de impugnaciones y resistencia por el lado de la corporación pública, por lo que toca ya pasar al nivel de la colaboración en busca de soluciones permanentes que redunden en la protección de la vida de miles de trabajadores que realizan una labor tan esencial para el País.
Y en ninguna circunstancia, la vida de los trabajadores puede ser negociable.