Jugada estratégica para un nuevo agronegocio
Arturo López fundó Huerto Isleño tras una carrera de 20 años en ventas y mercadeo
El último año ha sido emocionante para Arturo López y su familia, con el salto a la luz pública de su empresa agrícola, Huerto Isleño, lo cual le abrió las puertas para avanzar en la expansión de su sueño.
En diciembre fueron el proyecto más sobresaliente en la competencia de negocios EnterPRize Next, de Grupo Guayacán. Y en enero obtuvieron el favor del público puertorriqueño en el certamen Hit 3001, que organizó el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio.
Hoy, Huerto Isleño está en proceso de mudarse del patio de la casa de López, desde donde lleva operando tres años la producción hidropónica de lechugas romanas, a una finca de 16 cuerdas propiedad de la Autoridad de Tierras, en Toa Baja.
En la primera fase de esta expansión, la agroempresa crecerá su capacidad para suplir unas 150,000 lechugas romanas a clientes con los que ya tiene contratos de distribución. El próximo año, ya tiene planes de iniciar una segunda fase para aumentar a 225,000 su producción.
Aunque desde niño se interesó en la agricultura, su vida laboral transcurrió entre la industria de las comunicaciones y posiciones de Ventas y Mercadeo en diferentes empresas. En este último rol estuvo unos 20 años, pero la vena de vendedor empezó a latir mucho antes.
“Vendí mi primera bolsa de ajíes a los siete años. Mi papá era contable, y siempre vivimos en casas de urbanización, no teníamos finca, pero siempre sembrábamos y yo le vendía a mis vecinos”, recordó López.
Hace unos seis años retomó ese interés, pero con un enfoque en la hidroponía. La firma para la que trabajaba cerró y se había quedado desempleado, y a pesar de tener una maestría en Comunicaciones, le tomó año y medio conseguir trabajo.
“En ese tiempo estuvo chiviando, cortaba grama, pintaba casas... mientras buscaba trabajo. Entonces, las ferreterías Massó dio unos cursos de hidroponía gratis, eran de un día, y gratis, así fue que aprendí”, relató.
CAPICÚ. Aunque poco tiempo después consiguió un empleo, continuó desarrollando la idea de los cultivos hidropónicos en el patio de su casa. Durante dos años, hizo pruebas con diferentes productos hasta que determinó que las lechugas romanas le ofrecían un rendimiento mayor.
También investigó el mercado, y encontró que Puerto Rico importa entre cinco y ocho millones de lechugas romanas cada año, y que la demanda de los consumidores por este producto va en aumento. Sin embargo, descubrió que solo el 5% de esta hortaliza se cosecha en la Isla.
Con todo y estos procesos ocurriendo, lo que catapultó la incorporación de Huerto Isleño ocurrió casi por casualidad en juego de dominó.
Resultó que un amigo de López conocía al comprador de vegetales del supermercado Econo de Santa Juan, en Bayamón. Y un día, como faltaba un jugador, lo invitó a unirse al grupo para un juego de dominó.
“Había un BBQ, y por supuesto, ¿quién llevó la lechuga para los hamburger? ¡Pues, yo! Cuando el comprador probó la lechuga, me preguntó si se la vendía y le dije que no era agricultor. Pero me insistió en que quería esa lechuga en su supermercado”, relató el empresario.
No tenía la infraestructura para suplir órdenes fijas, y recién había comenzado un trabajo nuevo. Sin embargo, continuó desarrollando la relación con ese cliente interesado y, a los cuatro meses, lo llamó para avisarle que estaba listo para vender. A raíz de esto incorporó el negocio y obtuvo los permisos y certificados necesarios para operar. Al principio, acordaron la entrega de tres docenas de lechuga romana a la semana, y siguió aumentando hasta nueve docenas, y el mismo comprador le ayudó a llevar su cosecha a otros dos Econo en el área de Bayamón.
PUERTAS ABIERTAS. “Econo me hizo un acercamiento de que quería las lechugas para toda la cadena, pero no tenía dinero para infraestructura. Y ahí, el novio de una de mis hijas me sugirió participar en la competencia de Grupo Guayacán”, relató. “No tengo nada fabuloso, pero esos premios me abrieron puertas. Se me acercó el gobierno y el Departamento de Agricultura. Los agricultores no saben qué puertas tocar y no tienen dinero”.
A raíz de la visibilidad que tuvo Huerto Isleño por el premio de Grupo Guayacán, y posteriormente del Hit 3001, más supermercados expresaron interés en vender las lechugas romanas de esta agroempresa nativa.
Ya con estos negocios firmados es que López inicia la expansión del negocio en el que también participan su esposa y sus tres hijas. Su estrategia, contó, ha sido asegurar las compras antes de aumentar la producción.
“Una vez hago los negocios, entonces construyo los viveros y en tres o cuatro meses ya puedo venderles”, explicó el empresario.
López justificó su concentración en un solo cultivo al explicar que el mercado para las lechugas romanas es muy grande y hay mucho espacio para trabajar en la sustitución de importaciones de esta hortaliza.
“Las que vienen de California vienen en un vagón refrigerado y se tardan nueve días. La de nosotros está en la tienda en 24 horas, después que la recogemos. La gente quiere la de un día porque dura más en la nevera y le resuelve un problema a mi cliente, que son los supermercados”, afirmó López, al tiempo que aseguró que con un buen manejo, su producto puede durar hasta semana y media en la casa de los consumidores.