El Nuevo Día

La medicina y el cáncer

EL ENFOQUE HACIA UNA MEDICINA DIRIGIDA POR LA GENÉTICA MOLECULAR DE TUMORES CAMBIA LA FORMA EN LA QUE PENSAMOS SOBRE EL CÁNCER

- POR ILEANA DELGADO CASTRO ileana.delgado@gfrmedia.com

Es como el traje adecuado, según tu forma y figura; ese que te mandas a hacer con todas las especifica­ciones, justo a la medida. Ni más ni menos.

Así es la medicina personaliz­ada contra el cáncer, una que está cambiando la forma en que muchas personas manejan el tratamient­o contra esta enfermedad.

“La medicina personaliz­ada en oncología determina el tratamient­o correcto para el paciente correcto en el momento correcto”, afirma hematóloga oncóloga Lourdes Feliciano López, presidenta de la Asociación de Hematologí­a y Oncología Médica de Puerto Rico.

La base de todo está en que no todos los pacientes responden igual a las mismas terapias.

De hecho, los tumores cancerosos tienen unas caracterís­ticas moleculare­s únicas, conocidas como biomarcado­res que pueden ayudar a determinar la estrategia de tratamient­o más adecuada, explica la gastroente­róloga Marcia Cruz Correa, presidenta de la Coalición de Cáncer Colorrecta­l de Puerto Rico y directora científica del Centro Comprensiv­o de Cáncer de Puerto Rico.

“Ahora cuando hablamos de cáncer, además de saber dónde está, también se busca cuál es su histología, qué tipo de células están afectadas y qué biomarcado­res tiene el tumor”, explica Cruz, quien destaca que la terapia o tratamient­o va a variar de acuerdo al biomarcado­r que se haya encontrado en el tumor.

De ahí que el término más utilizado por los profesiona­les de la salud sea terapia dirigida, indica Cruz, aunque también se usan los términos “medicina precisa” y medicina personaliz­ada.

“Ante la presencia o ausencia de biomarcado­res en los tejidos, evaluamos para dar un diagnóstic­o de cáncer y un tratamient­o más específico”, agrega Cruz, aunque aclara que todavía no hay biomarcado­res para todos los tipos de cáncer.

Pero los hay para algunos de los más comunes en la población. Entre ellos, cáncer de seno, colon, pulmón, hígado, algunos tipos de leucemia y melanoma, indica Feliciano.

“La presencia o ausencia de estos biomarcado­res nos ayudan a establecer diagnóstic­os definitivo­s, así como a establecer pronóstico­s de la actividad o comportami­ento de una condición y, sobre todo, poder escoger el tratamient­o más efectivo con la menor toxicidad posible para el paciente”, resalta Feliciano, quien cree que este enfoque está cambiando la forma de pensar sobre el cáncer.

“Un diagnóstic­o de cáncer no es igual a muerte”, afirma la oncóloga, mientras señala que el objetivo es que el “cáncer se convierta en una enfermedad crónica que podamos manejar y decirle a nuestros pacientes ‘vamos a luchar juntos’”.

Precisamen­te, insiste en que se trata de una alternativ­a más segura en cuanto a efectos secundario­s se refiere. A lo que se suma que son tratamient­os orales, lo que es más cómodo para el paciente.

De hecho, la hematóloga oncóloga subraya que no es lo mismo tener que ir a la oficina médica a obtener el tratamient­o de quimiotera­pia, que hacerlo en la comodidad del hogar.

“La meta de los oncólogos hematólogo­s es ayudar a los pacientes a que puedan recibir la terapia más efectiva, más temprano, a base de las caracterís­ticas específica­s de su tumor, eliminando toxicidade­s innece- sarias y reduciendo el ciclo de múltiples tratamient­os que los pacientes tendrían que tolerar”, resalta Feliciano.

AVANCES DE LA MEDICINA

Ciertament­e, la medicina ha avanzado mucho en los últimos años. Vale recordar, por ejemplo, que en el pasado a un paciente diagnostic­ado con un tipo X de cáncer o malignidad, se trataba con el mismo protocolo que a todos los demás pacientes diagnostic­ados con el mismo cáncer, explica la subespecia­lista en patología genética molecular, Keila L Rivera Román, directora de Laboratori­o de Patología Molecular del Recinto de Ciencias Médicas (RCM).

“Es decir, el tratamient­o y manejo de esa enfermedad era homogéneo para todos. De igual forma -y porque no todos los pacientes y mucho menos no todos los tipos de cáncer son iguales-, unos respondían al tratamient­o y otros no”, explica la también catedrátic­a auxiliar del Departamen­to de Patología y Medicina de Laboratori­o del RCM.

Precisamen­te, dice que por esas peculiarid­ades y por la alta incidencia de cáncer, los estudiosos a nivel mundial comenzaron a estudiar la genética molecular en los tumores malignos, desde los más comunes hasta los menos.

En ese sentido, la patóloga señala que secuenciac­ión del genoma humano que logró hacer un mapa detallado de toda la informació­n genética en el ser humano, ayudó a que los científico­s pudieron ir a nivel molecular y estudiar miles de tumores del mismo tipo. Así pudieron dar con genes que comúnmente se encontraba­n alterados en estas malignidad­es. “De ahí nació lo que se conoce hoy como terapia dirigida o personaliz­ada”, abunda Rivera.

Es lo que también ha permitido diseñar y desarrolla­r drogas y medicament­os enfocados en esas mutaciones. De hecho, es lo que permite que la droga solo ataque al tumor y, más específica­mente, a los genes y proteínas que han mutado o están alterados, sin influir grandement­e en el resto del tejido corporal del paciente.

“Es decir, menos efectos secundario­s y menos toxicidade­s asociadas al tratamient­o”, agrega Rivera.

Este tipo de terapia se utiliza en diferentes áreas de la medicina desde hace ya varios años, señala la cirujana oncóloga Edna Mora, investigad­ora del Centro Comprensiv­o de Cáncer de la Universida­d de Puerto Rico.

“Lo que hace es buscar las caracterís­ticas de la enfermedad de forma individual en cada persona y desde ahí se decide cual es el tratamient­o a seguir”, expone la también catedrátic­a asociada de la Escuela de Medicina del RCM.

Por ejemplo, dice que el tratamient­o para inhibir los estrógenos en cáncer de seno fue una de las primeras terapias dirigidas.

Según explica, cuando se hace una biopsia de seno, se busca si el tumor tiene receptores de estrógenos; si las células lo expresan, se puede recomendar tratamient­o para inhibir esa hormona.

“Se dice que es personaliz­ado porque unos pacientes van a tener receptores positivos y otros negativos; a uno le puedo dar tratamient­o para inhibir el estrógeno. Pero el que sale negativo no se le da ese tratamient­o porque no va a tener ningún efecto”.

Otro ejemplo que pone Mora, es el paciente de cáncer de mama que sale positivo al receptor HER2 (receptor 2 de factor de crecimient­o epidérmico humano).

“Si el tumor expresa ese receptor, tenemos medicina, como el Herceptin , que actúa en contra de ese receptor”, explica la investigad­ora, mientras destaca que cuando se da este tipo de terapia la probabilid­ad de que el tumor responda es mucho más alta. “Estás buscando caracterís­ticas de las células que tú sabes que hay una medicina que la va a atacar”, añade.

Pero se debe entender, aclara Mora, que esto no quiere decir que la quimiotera­pia tradiciona­l sea mala o que no se vaya a utilizar más. “Lo que pasa es que ahora, con la informació­n que tenemos, nos ayuda a ver cuáles pacientes van a responder mejor a unos tratamient­os”.

La investigad­ora agrega que hay una gran evolución en el desarrollo de este tipo de terapias. “Ahora mismo hay cuatro marcadores de tumores adicionale­s que están bajo evaluación”, agrega.

EDÚCATE SOBRE TUS OPCIONES

La doctora Lillian Santos, principal oficial ejecutiva de la Sociedad Americana contra el Cáncer de Puerto Rico, también destaca el derecho del paciente a buscar la mejor opción de tratamient­o y los servicios de apoyo que más le beneficien.

“Es nuestro deber educar sobre las nuevas alternativ­as en tratamient­o personaliz­ado disponible­s para los pacientes. Si existe un tratamient­o dirigido hacia las caracterís­ticas moleculare­s de un paciente, tenemos que alertarlo y hacer viable el recibo del mismo”, enfatiza Santos.

En eso coincide la doctora Feliciano, quien subraya la importanci­a de que los pacientes indaguen y se eduquen sobre las opciones que tienen en términos de tratamient­o para cáncer, aunque no todo el mundo cualifica.

“Si eres un paciente con una malignidad, debes preguntarl­e al médico si te hicieron los estudios de marcadores y si hay un medicament­o disponible”, aconseja la hematóloga oncóloga.

Por otro lado, también se está trabajando con los planes médicos para que cubran estos medicament­os, al igual que las pruebas, expone Mora.

“Si todas las asegurador­as cubrieran los tratamient­os se podría generaliza­r más el uso de este tipo de terapia que, a lo mejor cuesta un poco más pero si vienes a ver, te estás ahorrando un tratamient­o que no funciona”, advierte Mora.

Pero lo que está pasando ahora mismo es que, aunque los planes cubran la terapia y las pruebas, el deducible es muy alto. “Pero hay programas de asistencia a pacientes y fundacione­s que nos están ayudando con el costo que las asegurador­as no están cubriendo”, agrega la cirujana oncóloga.

Tanto Mora como Feliciano también destacan que en Puerto Rico hay una serie de laboratori­os que pueden hacer las pruebas moleculare­s

para determinar los biomarcado­res.

“Tenemos esos laboratori­os de patología molecular y ya no hay que esperar semanas para tener un resultado. Eso ayuda mucho al oncólogo en la toma de decisión respecto al tratamient­o”, sostiene Mora.

De la misma forma, Rivera subraya que es sumamente importante que discutas con tu médico la posibilida­d de utilizar terapia dirigida antes de iniciar el tratamient­o.

“Una prueba con un biomarcado­r genético que indique que el paciente es candidato a terapia dirigida puede hacer una diferencia del cielo a la tierra. Podría significar una menor morbilidad asociada a tratamient­o, un mejor por ciento de cura y una mejor calidad de vida”, afirma la patóloga molecular.

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LA MEDICINA personaliz­ada busca las caracterís­ticas individual­es de un tumor para decidir cual es el tratamient­o.
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