“Ese es el sentido de la fiesta del carnaval: parodiar nuestras vidas ordinarias, convocar la risa del pueblo”.
editor de El Comercio y responsable de la muestra junto con la fotógrafa Nancy Chappell y el equipo de Archivo integrado por Liliana Córdova y Miguel García.
Apostando por el impacto visual, la investigación en el archivo periodístico contrasta con la imagen contemporánea. Son 36 fotografías, 7 de ellas históricas, y29posterioresalaño2000. ¿Qué resulta permanente en ese diálogo entre pasado y presente? Para Nancy Chappell, está claro que el uso de las máscaras es el vaso comunicante que une todas las fiestas de carnaval, tantoenlasfiestaspopulares comoenlasdealtasociedad. En todas ellas, los peruanos apelan al disfraz, el color y la escenificación.
Como explica Chappell, en ese diálogo entre fotografías de distintas épocas, es interesante además apreciar cómo cambia la estética y el uso de los lentes. Cómo el género del retrato es una tendencia actual, mientras que los gráficos de los años cincuenta, armados de sus cámaras de cajón, nos legaron especialmente fotografías panorámicas.
—La fiesta retratada—
La exposición resulta también una interesante oportunidad para dar una mirada a los carnavales a través del retrato. No se trata solo de fotografías documentales, sino de un acercamiento especial a sus protagonistas. Es el caso de la serie de imágenes del recordado Luis Choy, quien llevó a los personajes de la fiesta a su estudio, o de Fidel Carrillo, quien al cubrir los diferentes carnavales integra a los participantes con su entorno, incluyendo mototaxis, por ejemplo. El caso de Musuk Nolte es distinto. El fotógrafo busca documentar la fiesta del carnaval sin intención de retratar a sus protagonistas, sino apelar a la instantánea con un estilo de alto contraste.
Desafiando augurios apocalípticos que predicen la desaparición de ciertas tradiciones populares, este equipo de fotógrafos nos revela continuidades culturales que, más bien, refrescan permanentemente sus formas, representaciones y colorido.