Con acto de consagración buscan alejar al covid-19
Un acto de consagración de todo el Paraguay a la Virgen de los Milagros de Caacupé se realizará mañana, con el objetivo de suplicar a Dios y pedir a través de la intercesión de María la desaparición de la peste de coronavirus (covid-19), que es causante de miles de muertes de personas en el mundo.
CAACUPÉ (Desiré Cabrera, corresponsal). El obispo de esta diócesis, monseñor Ricardo Valenzuela, explicó que el acto tendrá dos momentos. El primero será al mediodía con el rezo del Ángelus, para luego dar lugar a una bendición con la imagen de la Virgen de los Milagros en los cuatro puntos cardinales del mirador de la Basílica. Esta actividad litúrgica será especialmente para los caacupeños como un rito de fuerte oración y protección para la capital espiritual y sus pobladores.
El segundo momento se iniciará a las 17:00 con el repique de campanas en todas las parroquias, templos, santuarios y basílicas del país, simbolizando el anuncio de una gran noticia: la de la consagración de todo el pueblo paraguayo a la Virgen de Caacupé y ahuyentar definitivamente al covid-19 o coronavirus.
En ese sentido, el obispo mencionó que las campanas de los templos que están bendecidas ya fueron usadas en otros tiempos para ahuyentar la peste,
acompañadas de oraciones, penitencias y ayunos de los devotos. Incluso, una pancarta instalada en la Basílica tiene una inscripción en latín que dice “ahuyentar la peste”.
Tras el repique de campanas se tiene previsto realizar el rezo del Santo Rosario, para después oficiar un acto de súplica a Dios para eliminar la peste y pasar al acto de consagración del pueblo paraguayo a la Inmaculada Concepción. Luego se celebrará la misa con la fe de que la súplica de la feligresía será escuchada por Dios.
Monseñor Valenzuela manifestó que a través de los siglos la humanidad ha enfrentado grandes pestes, en las que murieron miles de personas y que muchas de ellas fueron superadas de forma milagrosa. Tal fue el caso de la “Gran Plaga” de 1522, que azotó Roma y fue erradicada con varias procesiones realizadas hasta la Basílica de San Pedro.