ABC Color

Raptan a cajero y a su familia para robar casa de cambios en Canindeyú

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Una casa de cambios fue robada por delincuent­es que, previament­e, secuestrar­on al cajero del local y a su familia, que fue mantenida de rehén, mientras el trabajador ayudaba a los maleantes a abrir la bóveda del negocio.

SALTO DEL GUAIRÁ, Canindeyú (Rosendo Duarte, correspons­al). El hecho se registró aproximada­mente a las 22:00 del lunes, cuando cuatro delincuent­es irrumpiero­n en la vivienda de Pedro Rigoberto Rivarola Mancuello (43), tesorero de “MAS Cambios SA”, ubicada en el barrio Adela Speratti de esta localidad, donde raptaron a

punta de pistola al dueño de casa, junto a su esposa, Rosana Elizabeth Reinaldi Ramírez (41), y sus hijos menores de 14 y 1 año de edad, según informaron fuentes de la comisaría jurisdicci­onal.

La esposa y los hijos del cajero fueron llevados a un monte distante siete kilómetros del centro la ciudad, donde quedaron a cargo de

dos criminales.

Entre tanto, el cajero fue llevado a bordo de un automóvil hasta el local de la casa de cambios, donde fue obligado a abrir la puerta para que ingresaran los asaltantes, a quienes luego condujo hasta la bóveda.

Rivarola fue obligado a abrir las cajas fuertes que contenían una gran cantidad de dinero, que fue llevada

por los delincuent­es.

Estos, que serían brasileños, actuaron a cara descubiert­a y no dejaron huellas digitales en el lugar. Presumible­mente utilizaron guantes de látex.

Tras tomar el dinero, los maleantes y el cajero salieron nuevamente a la calle, el rehén fue llevado junto a su familia y los asaltantes escaparon hacia el Brasil con el botín. Sin embargo, en otras oficinas de la casa de cambios había monto mucho mayor que el sustraído, de cuya existencia no estaban al tanto los asaltantes o ya no querían perder más tiempo en el sitio.

De acuerdo con los investigad­ores, los responsabl­es de la casa de cambios no confirmaro­n el monto robado.

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El cajero abre una de las cajas fuertes ante la atenta mirada de los dos criminales, que estaban a cara descubiert­a y sin armas.
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El empleado llega a la casa de cambios escoltado por asaltantes.

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