Servicio militar y defensa
A mi siempre me sorprende la capacidad que tenemos en los medios de comunicación, las organizaciones sociales y los partidos políticos, de irnos por las ramas y perdernos. Ahora discutimos, por ejemplo, si el Centro de Instrucción Militar de Estudiantes para la Formación de Oficiales de Reserva (Cimefor) puede o no recibir a estudiantes. Se sigue insistiendo, desde la Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (Fenaes), en la premisa falsa de que el servicio militar puede usarse para cosas distintas a la Defensa. Lo más triste de todo es que esta mentira está también en la cabeza de los mandos militares. Fenaes y los generales tienen la misma visión.
Mientras, lo que los paraguayos tenemos que definir en realidad son los intereses que debemos defender como Estado, intereses que eventualmente pueden requerir el uso de la fuerza militar. No es verdad que no necesitemos fuerza militar para defenderlos. Y no es verdad que podamos defenderlos con los contenidos ofrecidos por el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP).
Debemos defender, como es obvio para cualquier paraguayo mínimamente decente, aunque no para los corruptos y los ignorantes que infestan nuestra política y nuestras Fuerzas Armadas, la capacidad de nuestro Estado de tomar decisiones autónomas y plenamente soberanas sobre nuestro propio destino.
Y así defender, por ejemplo, nuestra provisión de energía de las represas de Itaipú y Yacyretá. Debemos defender las fuentes de energía. Debemos defender nuestras rutas fluviales. Esto es, debemos estar en condiciones de impedir que se nos aísle de nuestras fuentes de aprovisionamiento internacional. Debemos defender nuestro espacio aéreo, porque es una fuente central de ingresos y es un contrasentido que los evasores de impuestos puedan usarlo para evadirlos, como ocurre ahora.
Debemos defender la capacidad de controlar nuestras fronteras, en este momento totalmente entregadas al crimen organizado, como se ha probado en las tomas de Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y Ypehú por comandos paramilitares extranjeros.
La lista no es extensiva. Es restrictiva. No cualquier asunto puede abordarse desde la defensa militar, porque la defensa militar es muy particular y no es aplicable con eficacia a cualquier asunto. Los asuntos de seguridad son problema policial, otro enfoque, otro entrenamiento, otros instrumentos tecnológicos y científicos.
Sobre esta lista se deben construir las hipótesis de conflicto. Y sobre las hipótesis de conflicto se deben desgranar las necesidades militares.
Una primera apreciación es que para la defensa de ninguno de los intereses mencionados al principio sirve el reclutamiento genérico. Un recluta sin formación, sin vocación, sin motivación y sin entendimiento no sirve para defender nuestras represas; no sabe qué hacer en las rutas de navegación; no puede pilotar un avión o dirigir un misil; no es capaz de enfrentar a un comando paramilitar; ni doblegar a los traficantes chaqueños.
Nuestros generales y nuestros políticos no hablan de eso, sino de usar el servicio militar para alejar a los jóvenes de las drogas, lo cual prueba lo perdidos que están y la urgencia de echarlos.