La Estrella de Panamá

El ‘problema’ de Colón es el problema de Panamá

- Carlos Antonio Solís Tejada Arquitecto y urbanista opinion@laestrella.com.pa

Una vez más nos acordamos de que tenemos un problema en Colón, un problema que tiene décadas sin nadie que quiera o pueda resolverlo. Ni el régimen militar, ni el régimen de 1989 han podido encontrar una salida viable, solo han logrado profundiza­rlo. No por maldad sino porque el problema involucra reformar el sistema político, social y económico panameño. El "problema" de Colón, no se resuelve echando culpas, comienza por analizar con sinceridad, sin tabúes ni tapujos la historia y función macroeconó­mica de la ciudad, su composició­n social y la historia de las migracione­s hacia y fuera de la ciudad y como ambas se relacionan. Concretame­nte se hace necesario considerar su función como nodo de servicios internacio­nales de transporte y comercio y la evolución de estos en el tiempo.

El negocio portuario se ha automatiza­do mucho en los últimos 50 años, lo mismo que el comercio digital y la globalizac­ión han afectado a la Zona Libre de Colón. Hablando de la Zona Libre, hay que considerar también en el análisis cómo ésta y los puertos se han constituid­o en enclaves segregados de la vida de la ciudad y cómo esto junto con la salida de las bases militares han contribuid­o a matar la vida de la ciudad. Una ciudad cuyos profesiona­les, técnicos y comerciant­es se han ido mudado paulatinam­ente. Y lo que ha quedado cada vez más es una masa de personas con escasa formación académica y técnica, con múltiples problemas en sus hogares que afectan su capacidad de conseguir y retener un trabajo, vecinos de enclaves económicos que prefieren traer mano de obra preparada externa.

Colón Puerto Libre y otras promesas no resuelven el problema estructura­l que existe, comenzando por el social. Las soluciones fáciles complican las cosas, por ejemplo, el gobierno de Juan Carlos Varela prefirió reubicar el problema social a un nuevo depósito de pobreza disfrazado de "solución habitacion­al", llamado Los Lagos. Y dicho problema social se ha vuelto más complejo con el narcotráfi­co y el pandilleri­smo que se ha convertido en una alternativ­a rentable para subsistir de una minoría que termina secuestran­do al resto. Las pandillas crean zonas donde se dificulta el acceso a la educación y la salud, a los servicios básicos. Esto posiblemen­te ha terminado expulsando más población aspirando a una vida mejor fuera de Colón.

Los políticos que vemos de esa ciudad y provincia como el diputado Jairo Salazar (Bolota) o el alcalde Alex Lee son reflejo de todo esto y no habrá un cambio hasta que el gobierno central no intervenga decididame­nte en la provincia. Primero, asumiendo el gobierno control total sobre la ruta transístmi­ca y el mar territoria­l, actualment­e compartido de manera tácita con el narco. Se necesita depurar la fuerza pública y el Órgano Judicial, y que ambas actúen con fuerza en los territorio­s disputados con las bandas. Una vez asegurado el territorio, ya sin la alternativ­a viable a un modus vivendi con el crimen organizado, se necesita formar industrias nacionales que puedan entrenar y emplear con salarios dignos, especialme­nte a aquellos con escasa formación técnica y profesiona­l + vulnerable­s.

Quizás el gobierno nacional deba buscar algo de inspiració­n en Singapur o en El Salvador. Se necesita buscar cómo intervenir en los hogares en las zonas deprimidas de las áreas urbanas de Panamá y Colón, para que niños y jóvenes completen su educación formal y tengan alternativ­as para socializar en ambientes positivos y ayudarles a contribuir con su talento a la sociedad. La zona transístmi­ca y la zona atlántica tienen un problema social que explota cada cierto tiempo, y cuyo origen está en su dependenci­a del sector servicio, y alimentado por un ciclo vicioso de promesas vacías, ignorancia, dejadez y el mirar para otro lado de las autoridade­s que tiene que parar. ¡Basta ya! Decir estas cosas puede resultar incómodo y políticame­nte incorrecto, y creo que me quedé corto, pero si no se hablan o debaten para comprobar o refutar, poco o nada podremos hacer para resolver el problema de las zonas ignoradas por el gobierno, incluyendo las comarcas indígenas. Al final creo que nos daremos cuenta de que para resolver Colón hay que resolver el problema estructura­l de la República de Panamá, un problema que no tiene solución mágica y que ninguna mesa o diálogo va a resolver, sólo asumir riesgos y actuar decididame­nte con la asistencia de lo mejor de las ciencias sociales y de las espiritual­es.

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