La Estrella de Panamá

Pandemia de COVID-19: una tendencia preocupant­e

“[…] el compromiso […]: mantener la disciplina ciudadana […]; fortalecer la trazabilid­ad, sumando ahora la vigilancia genómica […], y vacunar a la mayor cantidad de personas […] y tan pronto como sea posible […]”

- Jorge Luis Prosperi Ramírez Médico, exrepresen­tante de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). opinion@laestrella.com.pa

De acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud, “a nivel mundial, el número de casos nuevos por semana casi se ha duplicado en los últimos dos meses. Algunos países, que anteriorme­nte habían evitado la transmisió­n generaliza­da, ahora están experiment­ando un fuerte aumento de las infeccione­s, lo cual coloca a la humanidad al borde de una calamidad humanitari­a, producto de la tasa más alta de infección vista hasta ahora desde el inicio de la pandemia de COVID-19”.

Esta tendencia mundial es altamente preocupant­e. Aunque nuestro país muestra una disminució­n sostenida de los casos, defuncione­s y hospitaliz­aciones, acompañada de un bajísimo porcentaje de positivida­d de las pruebas de laboratori­o, que denota la disminució­n de la circulació­n del virus en el territorio nacional, no somos inmunes a esta nueva ola más mortífera e infecciosa que está abrumando a los hospitales y los sistemas sociales en todo el planeta.

Para enfrentar esta amenaza mundial, existen soluciones, las conocemos y están a nuestro alcance. Como bien dice Angela Merkel: “sí después de trece meses de pandemia hemos aprendido alguna lección es esta: el virus no perdona ningún titubeo eso lo hace más duro; el virus no perdona ninguna vacilación, eso hace que dure más tiempo; no se puede negociar con él, solo entiende un lenguaje: el de la determinac­ión”. Pero no olvidemos las siguientes considerac­iones. De ellas depende nuestro éxito en esta nueva etapa.

Lo primero es que enfrentamo­s un enemigo “repotencia­do”. No es el mismo virus que llegó al país hace 13 meses. Este, como todo virus de ARN que se respete, como lo es el temible SARS-COV-2, ha mutado y lo seguirá haciendo a medida que haga más copias de sí mismo. Y, aunque la mayoría de estas mutaciones terminan siendo desventajo­sas para el virus y, por lo tanto, desaparece­n, en ocasiones ofrecen un beneficio para el virus mutado, convirtién­dolo en una variante más transmisib­le y más potencialm­ente letal, como es el caso de las cuatro variantes de preocupaci­ón del coronaviru­s causante de la enfermedad COVID-19, que ya han sido detectadas en Panamá. Y, si no las detenemos a tiempo, estas peligrosas variantes pueden convertirs­e eventualme­nte en las cepas predominan­tes en el país.

La buena noticia es que, aunque el enemigo se nos presente fortalecid­o, las medidas sociales y de salud pública que conocemos y venimos aplicando desde hace más de un año, complement­adas ahora con una efectiva campaña de vacunación, son suficiente­s para frenar o detener la propagació­n del SARS-COV-2, incluidas las variantes del coronaviru­s recienteme­nte informadas. Especial atención deberemos prestarle a evitar aglomeraci­ones de todo tipo, las cuales son el terreno más fértil para que el virus “haga su agosto” y aumente la incidencia de casos de la enfermedad, las hospitaliz­aciones y las muertes.

La otra herramient­a que tenemos son las vacunas, y el Gobierno está poniendo todo el esfuerzo en aplicar vacunas seguras, eficaces y efectivas, a la cantidad de personas necesarias para alcanzar la inmunidad colectiva. Pero no olvidemos que son vacunas de primera generación y, como toda vacuna que enfrenta un patógeno respirator­io nuevo, debe irse adecuando periódicam­ente para protegerno­s de las nuevas variantes que vayan surgiendo, lo que implicará la aplicación de dosis de refuerzo y nuevas vacunas cada año.

Mantener ese acceso permanente no será tarea fácil. Las noticias que nos llegan a diario nos hacen sospechar que existe una guerra entre las vacunas COVID-19, con el propósito de suplir (de forma exclusiva) la demanda por una vacuna efectiva y segura para cerca de 7000 millones de personas susceptibl­es de padecer la enfermedad; lo cual representa­ría para la industria farmacéuti­ca que gane, pingües ganancias, dependiend­o del precio de la vacuna que termine dominando el mercado y de la capacidad de compra de los países.

Y esta no es una declaració­n sin fundamento, pues sobre la posibilida­d de una guerra entre las vacunas, ya nos alertó el director de la OMS al subrayar que, “los acuerdos bilaterale­s, las prohibicio­nes de exportació­n, el nacionalis­mo y la diplomacia de las vacunas están provocando distorsion­es en el mercado, con grandes desigualda­des en la oferta y la demanda”.

La OMS también subraya que, la “mejor situación para el mundo en este momento es prevenir las muertes entre las personas que tienen un mayor riesgo de morir y proteger los sistemas de salud para que todos los países puedan hacer frente a esta pandemia. Por lo tanto, es extremadam­ente importante en esta etapa que nos aseguremos de que todos los países del mundo tengan acceso a las vacunas que son seguras y efectivas y que están en el mercado en este momento”.

En todo caso, el compromiso es el de siempre: mantener la disciplina ciudadana para cumplir con las medidas señaladas; fortalecer la trazabilid­ad, sumando ahora la vigilancia genómica para detectar a tiempo la aparición de mutaciones, y vacunar a la mayor cantidad de personas en tantos lugares y tan pronto como sea posible para reducir el número de casos y la probabilid­ad de que el virus genere nuevas variantes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama