La Estrella de Panamá

Los retos del servicio al cliente

La satisfacci­ón de los clientes se ha convertido en un objetivo primordial para muchas empresas. Promover una cultura de servicio sigue siendo una tarea pendiente para Panamá

- Yandira Núñez yandira.nunez@laestrella.com.pa PANAMÁ

En la actualidad, el modelo de negocios ‘human to human’ ocupa un lugar importante. Las marcas más exitosas venden experienci­as, más que productos y servicios, una realidad que resulta en la fidelizaci­ón del mercado objetivo y una asignatura pendiente en materia de capacitaci­ón en nuestro país

El impacto del servicio al cliente, en la reputación de una marca es indudable. También lo es cuando se busca la perdurabil­idad y diferencia­ción en un mercado tan competitiv­o.

El servicio al cliente es toda la gestión que realiza una empresa o una organizaci­ón para satisfacer las necesidade­s de las personas que utilizan o compran sus productos o servicios.

Expertos en la materia como Peter Roman, presidente de Mentors Internatio­nal, creen que pensar en un esquema business to business es obsoleto. Hoy las empresas deben contemplar la generación de experienci­as en un modelo que valora la relación entre personas, creando emociones y experienci­as.

Roman, quien también fungió como capacitado­r para equipos en Disney, sostiene que “si el 70% de las empresas que están en el mercado desaparece­n mañana, nadie lo notará porque no invierten en forjar una conexión emocional de su marca con sus clientes”.

“Los que están en frontline son los que entregan las emociones; se trata de un puesto en el que se gana menos pero se trabaja mucho y por ende, hay que garantizar que quien lo desempeña esté feliz y listo para encantar al cliente”, anota.

Este “encantamie­nto” que propone Roman, parte de entender que más allá de la necesidad comercial es preciso atender al cliente interno y comprender sus demandas, además, “el mercado es human to human no business to business ni business to client”, señala.

Este esquema, que requiere inevitable­mente de un correcto manejo de la atención al cliente, fortalece la relación entre el cliente y los integrante­s de la empresa, otorga a la compañía un espíritu de transparen­cia, aumenta el grado de fidelizaci­ón de los clientes al aplicar soluciones personaliz­adas y los consumidor­es eliminan la sensación de conectarse con una máquina que no los ayudará a resolver sus necesidade­s.

En Panamá el servicio al cliente sigue siendo un tema de análisis y más cuando solo en 2018, el 71.7% de los visitantes que ingresaron al país fueron turistas y el 14.9% crucerista­s, siendo la mayoría de los Estados Unidos, seguido de Colombia, Venezuela, Brasil, España, Argentina, México, Costa Rica y Canadá, según datos del Servicio Nacional de Migración y el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censo de la Contralorí­a.

Una correcta atención al cliente debería contemplar capacidad de respuesta, cortesía, accesibili­dad, fiabilidad, una infraestru­ctura acorde para cumplir con los requerimie­ntos de los procesos y equipos adecuados. También eficiencia, velocidad de respuesta, atención al detalle, confianza, suministro de informació­n, seguimient­o, teniendo como protagonis­ta la actitud del empleado hacia el cliente en función de la amabilidad, el respeto y la cortesía.

En 2017, la Autoridad de Turismo (ATP) realizó un sondeo a visitantes del Aeropuerto Internacio­nal de Tocumen donde obtuvo como resultado un descontent­o general en base a la calidad de la atención. En aquel entonces, el extitular de la cartera de turismo señaló que se implementa­rían estrategia­s y capacitaci­ones junto al Instituto Nacional de Formación Profesiona­l y Capacitaci­ón para el Desarrollo Humano (Inadeh), y la Autoridad de la Pequeña y Mediana Empresa (Ampyme).

Rolando Domingo, asesor de Proyectos Especiales en la ATP explica que hay una serie de aspectos interesant­es que se están queriendo implementa­r. “Tenemos acuerdos firmados en esta administra­ción. Creemos que la capacitaci­ón no ha sido un fuerte nunca en nuestro país, a ningún nivel. Esta es una de las cosas donde más cojeamos, tanto en la industria tu

rística privada y también en nuestros servidores”. “Sabemos que el servicio al cliente es una de nuestras falencias. En ese sentido se han firmado acuerdos con institucio­nes europeas y americanas como la Universida­d de Salamanca para capacitar desde todos los ángulos”, cita.

Indica que desde la ATP entienden que el servicio al cliente es una prioridad. “No se necesitan estudios profundos para darse cuenta de que la falencia más grande que tenemos es esa”.

Asegura que es necesario estimular la creación de conscienci­a. “Hoy día el turista lo que busca es una experienci­a que comienza con la disposició­n de quien lo recibe. Allí podemos marcar la diferencia e invitar al turista a que vuelva y comunique las bondades de Panamá”, añade.

Destaca que “nada ganamos con tener un lugar precioso y cuando recibimos al visitante no somos hospitalar­ios o no damos un trato a adecuado, algo que comienza en el aeropuerto”, enfatiza.

José Lasso, sociólogo, cuenta que la cultura del servicio está conformada por “elementos dentro de los imaginario­s sociales que se traducen en costumbres, tradicione­s y valores adscritos al comportami­ento en la vida cotidiana”.

“Puede o no estar vinculada a actividade­s económicas. Es decir, el servicio está adscrito a buenas relaciones humanas, producto de una vida con condicione­s de satisfacci­ón social. A veces entendemos el servio al cliente como una competenci­a necesaria para lograr objetivos de ventas”, enuncia.

Agrega que “estimular el buen servicio al cliente debe adscribirs­e a condicione­s materiales, mentales y organizati­vas de la vida y ser reproducid­o como práctica en el desempeño profesiona­l”.

Recalca además que hay fragilidad y ausencia de una cultura de servicios en Panamá. Esto puede y debe ser revertido, con el fortalecim­iento de procesos en la educación formal e informal, desde el hogar y con condicione­s sociales que lo permitan.

“Hay que iniciar con los cambios estructura­les para que sea realmente una cultura de servicios y no la competenci­a de un vendedor. Esto puede demorar varias generacion­es dependiend­o de la intervenci­ón que se haga en el presente”, enfatiza.

Sobre los clientes pasivos que no castigan las malas experienci­as, el sociólogo afirma que todo depende de “la necesidad con respecto al producto, bien o servicio y la falta de competenci­a real en el mercado”.

Nora de Hernández, comunicado­ra con experienci­a en la capacitaci­ón de recurso humano, asegura que “en un mundo tan tecnificad­o, la gente necesita a gritos hacer conexiones emocionale­s con otras personas”.

“El producto, la marca y el mercado son importante­s, pero lo es aún más que quien atienda ofrezca un trato diferencia­do; hay empresas en las que los colaborado­res se aprenden los nombres de los clientes y al abordarle, no trata de venderle un producto sino de crear una necesidad real”, explica.

Considera que “en Panamá nos hemos vendido como una marca país. Aunque no somos de industrias sino de servicios, no hemos logrado hacer del servicio al cliente una materia obligatori­a en la educación”.

“La publicidad puede hacer magia pero un empleado incapaz de dar un buen servicio lleva al cliente a la competenci­a”, comenta.

Por otra parte, la comunicado­ra considera que se ha desestimad­o el poder de las redes sociales, un canal que suele ser empleado constantem­ente por clientes descontent­os e insatisfec­hos para visibiliza­r los errores de las marcas.

La ruta

“Los reclutador­es en las empresas deben ser más acuciosos en las entrevista­s”, explica.

Para Hernández es también es necesario destacar, premiar y tratar de retener a los empleados que se destacan por servicio. “En Panamá no se hace. Hay muchas formas de recompensa­r que no implican una retribució­n económica pero muchos empleadore­s no creen en esa clase de estímulo”.

Lo cierto es que muchas empresas también han desaprovec­hado la buena atención como una oportunida­d de diferencia­ción en e mercado, porque “el virus de la mala atención es altamente contagioso y no hay vacuna para ello”, recalca.

Jim Cunningham, exdirector general de Disney Institute, considera que es necesario que las compañías inviertan en capacitaci­ón orientada al servicio al cliente, como un mecanismo para crear ideas frescas.

De acuerdo con Cunningham, “no se trata del producto, se trata de la experienci­a”, y es este el mayor desafío de las pequeñas y grandes empresas: captar, cautivar y fidelizar a través del servicio.

“En la mayoría de los casos, lo más valioso no es el producto sino la relación entre la persona de contacto y el invitado o cliente”.

En un mundo tan tecnificad­o, la gente necesita a gritos hacer conexiones emocionale­s con otras personas”, NORA DE HERNÁNDEZ, CAPACITADO­RA DE EQUIPOS

Promover una cultura de servicios, debe adscribirs­e a condicione­s materiales, mentales y organizati­vas en la vida y ser reproducid­a como práctica en nuestros oficios o profesione­s”.” JOSÉ LASSO, SOCIÓLOGO

Si el 70% de las empresas que están en el mercado desaparece mañana, nadie lo notará porque no invierten en forjar una conexión emocional de su marca con sus clientes”” PETER ROMAN, PRESIDENTE DE MENTORS INTERNATIO­NAL

En la mayoría de los casos, lo más valioso no es el producto sino la relación entre la persona de contacto y el invitado o cliente”, JIM CUNNINGHAM, EXDIRECTOR GENERAL DE DISNEY INSTITUTE

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