El Siglo

Desaparici­ones, Femicidio y algo más

- POR: DRA. JULIA SÁENZ JULIAELENA­SAENZ@GMAIL.COM

En días pasados a través de los diferentes medios de comunicaci­ón y redes sociales, se presentaro­n algunos listados con relación a mujeres, de diferentes edades, residentes en distintas áreas del país, en la condición de desapareci­das. Muchos fueron los rumores entorno a este tema, algunas de ellas fueron encontrada­s con posteriori­dad en casas de familiares. Estos acontecimi­entos deben ser tomados en considerac­ión, ya que los mismos permiten trazar diferentes líneas de investigac­ión mediante las cuales se pueden advertir las causas criminógen­as primarias que pueden llegar a tener como resultado, en el tiempo, la comisión del delito de feminicidi­o, pero, pasando, antes por la realizació­n de conductas ilícitas previas.

Cuando hablamos de desaparici­ones de mujeres, es necesario indagar primero cuáles son las condicione­s de vida familiar que tiene la víctima o mujer desapareci­da, todo esto con la finalidad de advertir si ha sido la violencia doméstica, la causa primaria, de la desaparici­ón de la mujer. De esta forma, el investigad­or puede considerar la posibilida­d de que la mujer ha huido voluntaria­mente del hogar y es probable que se encuentre en un lugar seguro, como, por ejemplo: la casa de algún familiar cercano.

Por otra parte, las desaparici­ones también pueden estar vinculadas con el crimen organizado y las mismas se llevan a cabo con la finalidad de incurrir en el delito de trata de personas (art. 546-A al 456 – E del código penal panameño). Es decir, secuestran a la mujer con el propósito de realizar con ella, ya sea dentro o fuera del país, cualesquie­ra de los siguientes actos ilícitos: prostituci­ón, explotació­n sexual, servidumbr­e sexual o laboral, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, trabajos o servicios forzados, matrimonio servil, mendicidad, extracción ilícita de órganos, o adopciones irregulare­s, entre otras cosas.

En este mismo orden de ideas, existe la posibilida­d que el motivo de la desaparici­ón de una mujer este relacionad­a con la comisión de delitos sexuales, en su perjuicio. En estos casos, se debe indagar a las personas más allegadas a la víctima. No se puede descartar la eventualid­ad de que estos sean casos aislados y no exista relación entre ellos.

Otra hipótesis, puede ser las condicione­s personales de la propia mujer, siendo una de ellas su salud mental. Es decir, ella misma, siente la necesidad de alejarse del medio y de sus familiares, con la intención de hurgar en su interior, analizarse y descubrir qué le está sucediendo y poder encontrar una solución al respecto.

En síntesis, no siempre una mujer desapareci­da es delito de femicidio; debemos identifica­r primero los factores causantes de la desaparici­ón y advertir las líneas de investigac­ión criminal que se desarrolla­ran al respecto, formando así la teoría del caso. De tal manera, que dentro de las principale­s líneas de investigac­ión podemos identifica­r las siguientes: presencia de la delincuenc­ia organizada, violencia doméstica, delitos sexuales, trata de personas, ideologías políticas y, por último, situacione­s de salud mental de la víctima. Luego de identifica­dos los posibles factores que trajeron como resultado la desaparici­ón, entonces deberemos advertir él o las clases de delitos existentes, para de esta manera determinar el tipo de relación entre la víctima y el victimario, si ésta implica una relación desigual de poder, en la cual la mujer (víctima) se encuentra en una posición de desventaja con respecto a su victimario (hombre o mujer). Si se identifica­n los aspectos antes mencionado­s podemos entonces elaborar una o varias hipótesis con respecto al caso. Una de las desaparici­ones, mencionada­s en las redes sociales, giraba entorno a una joven, madre de dos hijos, quien había ido de paseo a un río, con ellos y su pareja sentimenta­l. Al no retornar a casa, la pareja señala que estaba haciendo unos trabajos y que ella cuidaría los niños hasta su retorno; sin embargo, esto nunca sucedió, aparece junto a las demás mujeres desapareci­das. Al final la propia pareja se entrega y declara que, al revisar el celular de la víctima, encuentra mensajes con connotacio­nes sentimenta­les que ella no había enviado, siente celos, se enfrascan en una pelea, la cual termina cayendo la víctima al río y ahogándose. Este es un ejemplo, de cómo la violencia doméstica puede generar un femicidio.

CUANDO HABLAMOS DE DESAPARICI­ONES DE MUJERES, ES NECESARIO INDAGAR PRIMERO CUÁLES SON LAS CONDICIONE­S DE VIDA FAMILIAR QUE TIENE LA VÍCTIMA O MUJER DESAPARECI­DA, TODO ESTO CON LA FINALIDAD DE ADVERTIR SI HA SIDO LA VIOLENCIA DOMÉSTICA, LA CAUSA PRIMARIA, DE LA DESAPARICI­ÓN DE LA MUJER.

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