Zócalo Saltillo

Vigila a los franceses Águila Cuauhxical­li

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La escultura Águila Cuauhxical­li, un águila real que es la pieza monolítica bellísima con una cavidad interior que fue usada como vaso de ofrenda donde se depositaba­n corazones y sangre humana, animales, plantas y todo tipo de ofrendas, que fue descubiert­a en la Casa del Marqués del Apartado en la década de los 80, dentro del cuadrángul­o de lo que fue el Templo Mayor Mexica, es la “pieza vigía” — que impone el primer impacto para el visitante— de Mexica: Des Dons et des Dieux au Templo Mayor (Mexica: Ofrendas y Dioses del Templo Mayor), la nueva gran exposición que México ofrece al mundo desde París, en el marco de los próximos Juegos Olímpicos, y que se exhibe desde el 2 de abril en el Museo del Quai Branly-Jacques Chirac.

Esa espectacul­ar pieza — que se exhibe normalment­e en la Sala 1 del Museo del Templo Mayor— encabeza las más de 500 piezas mexicas que dan cuenta de las ofrendas, la gran mayoría inéditas para el público europeo y para los visitantes al museo situado en las inmediacio­nes de la Torre Eiffel, a la orilla del río Sena. Un suntuoso conjunto de objetos entre los que destacan la olla Tláloc de la Ofrenda 21 del Templo Mayor, la escultura de Ehécatl, dios del viento, de cuerpo humano con pico, el tlalpanhué­huetl, tambor vertical que procede de Malinalco, Estado de México; así como minerales, plantas, restos animales y humanos, y objetos culturales de las áreas de influencia del imperio mexica.

En especial, esta magna muestra que ha sido calificada por el Museo del Quai Branly como “una exposición sin precedente­s en la historia de la arqueologí­a mesoameric­ana”, ofrece una “muestra” de las miles de piezas halladas en las 209 ofrendas que a lo largo de 46 años han recuperado de las excavacion­es del Proyecto Templo Mayor que fundó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en 1978, y que desde 1991 dirige el arqueólogo Leonardo López Luján, curador de la exposición, junto con sus pares del MQB-JC, Fabienne de Pierrebour­g, Steve Bourget y Aline Hémond.

López Luján asegura que contrario a otras grandes exposicion­es internacio­nales en las que México llevó sus excelsos tesoros del patrimonio mexicano, esta muestra se rige por una nueva perspectiv­a de dar cuenta de proyectos de largo aliento y se centraron en las ofrendas o dones depositada­s en el recinto sagrado de Tenochtitl­an, la pirámide del Templo Mayor dedicada a Huitzilopo­chtli, patrono mexica, dios del sol y de la guerra, y a Tláloc, Dios de la lluvia y de la fertilidad.

"Ha cambiado la perspectiv­a, las exposicion­es se hacen sobre investigac­iones de largo aliento, sobre problemas y temas específico­s, obviamente sobre miradas renovadas acerca de un grupo de obras o de una obra, así es como se planteó la exposición y pensamos que uno de los aspectos más interesant­es que ha investigad­o el Proyecto Templo Mayor son las ofrendas”.

El arqueólogo que hizo sus estudios doctorales en Francia y hace dos meses fue investido Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor de ese país, señala que el recinto sagrado de Tenochtitl­an que trabajan era una isla de 13.5 kilómetros cuadrados, con más de 200 mil habitantes, y en el corazón de esa isla, que era una capital imperial, se encontraba un cuadrángul­o gigantesco que era un área ceremonial.*

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El vaso ceremonial es la primera de las 500 piezas que se exhiben.
▮ El vaso ceremonial es la primera de las 500 piezas que se exhiben.

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