No podía ser de otra forma
Pese a la doble cuarentena, a todas las medidas restrictivas, a que todos los días, desde hace 4 meses, se le pide a la población guardar la sana distancia, no salir de casa a menos de que sea indispensable y a extremar medidas de higiene y autoprotección, el país se encuentra sumido en una etapa de apogeo de la pandemia.
El número de contagios y decesos crece en forma exponencial, y no podía ser de otra forma en un país con condiciones preexistentes de comorbilidad, como la obesidad, hipertensión y diabetes, que sufren amplios sectores de la población.
No podía ser de otra forma en un país en el que desgraciadamente muchos, muchísimos ciudadanos son omisos e indolentes; un país con un sistema de salud pública en permanente crisis, con hospitales que carecen de lo indispensable y que hoy, 4 meses después de que este virus llegará a México, se registran brotes en clínicas por falta de capacitación de personal y que por añadidura sufre para acceder a los más elementales instrumentos de autoprotección.
Y, especialmente, no podía ser de otra forma en un país en el que los gobernantes, las autoridades de los tres órdenes, no fueron capaces de asumir a cabalidad la responsabilidad que les tocaba para imponer las medidas restrictivas.
No, aquí en todo momento se ponderaron consideraciones políticas sobre la salud de la población.
En 4 meses el Covid-19 ha matado a 25 mil mexicanos y la cifra desgraciadamente seguirá aumentando ya que en México nadie entendió que, sobre los espacios personales de libertad, y las proyecciones políticas, está el bienestar de la mayoría y que esta se encuentra seriamente comprometida por una pandemia que se alimenta de indolencias, omisiones y, también, del temor de las autoridades a “molestar” a los ciudadanos y que esa molestia se refleje en las urnas.
Sí, estamos en una etapa crítica, pero de plano, no podía ser de otra forma.