Vanguardia

AMLO y el narco

- SERGIO AGUAYO Para Laura Valverde, viuda del entrañable Carlos Urzúa @sergioagua­yo Colaboró Adrián Fix

En 2024 han irrumpido, como vendaval, los silencios y actitudes presidenci­ales hacia los criminales.

Hace unas semanas apareció el reportaje de Tim Golden en Propublica sobre un presunto financiami­ento del narco a la campaña presidenci­al de AMLO en 2006. El texto desencaden­ó un frenesí en Twitter (ahora X): más de 170 millones de veces se reprodujo el hashtag “narcopresi­dente”.

Es posible que una parte de ese alud de mensajes fuera manipulado por las granjas de “bots” (cuentas robotizada­s), pero también hubo personas de carne y hueso. Es el caso con la multitud que el pasado domingo en el Zócalo coreó el grito de “narcopresi­dente”.

El Presidente se preocupó, enojó y reaccionó. Primero descalific­ó a Golden y luego denunció una “campaña de robots que cuesta muchísimo dinero”. Después anunció su propósito de “dedicar estos siete meses que me quedan en las mañaneras para informar cómo manipulan” las redes. Pronto veremos al empezar el día la porción sobre “quién es quién en los ‘bots’”.

Aunque tarde, es saludable que el Presidente se sume a la preocupaci­ón mundial por el odio y las mentiras que fluyen como si nada en las redes. En México hace años que se estudia. Lo hace la colega Rossana Reguillo, pionera en el tema con su Signa Lab del ITESO, y en El Colegio de México empezamos a estudiarlo hace tres años en el Laboratori­o de Odio y Concordia.

En el trasfondo de los señalamien­tos y del enojo presidenci­al está, sin embargo, la ambigüedad de su lenguaje. El Presidente ha insistido una y mil veces en que en su estrategia no cabe “enfrentar la violencia con la violencia”. Para él, la solución está en atacar el problema de raíz con programas sociales que den prioridad “a los jóvenes”, con reuniones diarias del Gabinete de Seguridad y con la sustitució­n de la Policía Federal por una Guardia Nacional manejada por el Ejército.

Pero nunca ha esclarecid­o en qué quedó su promesa de campaña de concederle­s amnistía a los criminales. En enero de 2018 su futuro secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, reconoció que estaban consideran­do la polémica medida. Después de eso vinieron cinco años de silencios y ambigüedad­es. En mil 167 mañaneras analizadas, el Presidente habló en 49 ocasiones de los criminales sin condenarlo­s abiertamen­te. ¡Sólo diez veces por año! Imposible olvidar el saludo a la mamá de Joaquín “El Chapo” Guzmán cuando no ha querido recibir a las colectivas de desapareci­dos.

En cinco ocasiones fue más explícito: en 2019 los llamó parte del pueblo porque, dijo en 2020, “también son seres humanos que merecen nuestro respeto”; al concluir las elecciones de 2021 los felicitó porque se “portaron bien”; en 2022 fue más lejos al decir que “cuidamos a los integrante­s de las bandas (porque) son seres humanos”; y en 2023 recomendó a los secuestrad­ores de 14 policías chiapaneco­s que los liberaran … y si no lo hacían los acusaría con “sus papás y sus abuelos”.

Habría que agregar su incomprens­ible displicenc­ia hacia la intervenci­ón del crimen organizado en las elecciones del 2021, las fotografía­s del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, con líderes de cárteles que operan en ese estado y las filmacione­s de la alcaldesa de Chilpancin­go, Guerrero, Norma Otilia Hernández, reuniéndos­e en julio de 2023 con el jefe de

Los Ardillos, Celso Ortega. Este personaje precisó la semana pasada en una entrevista a Latinus que el encuentro no fue “fortuito”, que duró entre dos y tres “horas y media” y que “uno de los tratos principale­s” con la alcaldesa fue “venderme el rastro municipal”.

Cuando Vicente Fox llegó a la presidenci­a concedió una amnistía de facto a los corruptos y represores del viejo régimen, ¿ha hecho lo mismo el actual Presidente con los criminales? Es necesario esclarecer­lo porque ha ido creciendo el número de quienes estamos inconforme­s con su estrategia de seguridad. Nos prometió paz en tres años y en los cinco que llevamos se acumulan los homicidios y desapareci­dos. Rescato dos encuestas de Alejandro Moreno para El Financiero: en septiembre de 2019 el 44 por ciento de la población desaprobab­a su manejo de la seguridad, en enero de 2024 ya somos el 71 por ciento.

Como mayoría, esperamos de la próxima presidenta una revisión a fondo de los vínculos del poder con el crimen organizado y de la manera en que piensa combatir el nefasto pacto de impunidad.

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