Seguridad vial: estamos ignorando compromisos
El 31 de agosto de 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución 74/299 que implicó el establecimiento de un segundo decenio de acción para la seguridad vial en el mundo, el cual “tendrá por objetivo reducir las muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico por lo menos en un 50 por ciento”, en el periodo 2021 a 2030.
La resolución de la ONU se registra a partir de un preocupante diagnóstico: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en el mundo alrededor de 1.3 millones de personas en accidentes de tránsito, la mayor parte de los cuales podrían evitarse.
Peor aún: la incidencia de muertes en accidente viales resulta mayor en los países de ingresos medios y bajos, entre los cuales se encuentra el nuestro. De acuerdo con la ONU, aunque en estas naciones se concentra menos del 60 por ciento de los vehículos del planeta, los accidentes ocurridos en ellos provocan más del 90 por ciento de todas las defunciones registradas en el mundo.
La estadística no podría ser más alarmante y por ello las medidas que plantea el Plan Mundial del Decenio de Acción para la seguridad vial 2021-2030 son particularmente relevantes para nosotros: fomentar el transporte multimodal y planificar el uso del territorio; mejorar la seguridad de la infraestructura vial; garantizar la seguridad de los vehículos; velar por el uso seguro de las vías de tránsito y mejorar la respuesta a los accidentes viales.
Cada uno de los rubros anteriores implica la realización de múltiples acciones en torno a las cuales deben converger los esfuerzos del gobierno, la sociedad civil, el sector privado, las entidades financieras y los organismos de la propia ONU.
México forma parte de las naciones que aceptaron la resolución citada y por ello deberían observar la realización de esfuerzos concretos para poner en práctica los compromisos adquiridos. Sobre todo si, como se ha señalado, la situación es más grave aquí que en las regiones más prósperas del mundo.
Lejos de tal posibilidad, lo que vemos es un deterioro constante de las condiciones de seguridad vial en nuestras ciudades, tal como lo refleja el reporte que publicamos en esta edición, de acuerdo con el cual, las muertes causadas por accidentes viales han crecido 22 por ciento este año en Coahuila.
El compromiso internacional adquirido, y al cual nuestra entidad no es ajena, implica exactamente lo contrario: diseñar y poner en práctica medidas que reduzcan al menos en la mitad las muertes y lesiones provocadas por percances en las calles de nuestras ciudades y en las carreteras.
¿Qué están haciendo las autoridades −estatales y municipales− de Coahuila para cumplir con este objetivo?
La evidencia a la vista indica, sin lugar a dudas, que no se está haciendo nada. O al menos nada que pueda considerarse eficaz en la consecución de una meta que a todos debe importar.
¿Cuántas muertes más deben ocurrir para que abandonemos la actitud de indiferencia que hemos mantenido hasta ahora?
Lejos de cumplir con el compromiso de reducir las muertes y lesiones por accidentes viales, en Coahuila lo que se observa es un constante deterioro de la seguridad en las calles