Vanguardia

Cártel de Sinaloa en España: ‘contacto’ con Quirino Ordaz

Un subinspect­or de la policía ofreció detalles de las operacione­s de lavado de dinero del grupo y sobre lo que uno de sus integrante­s le confesó: que cenó en Madrid con el expresiden­te EPN

- HUBO ‘CENA’ CON ENRIQUE PEÑA NIETO

MADRID, ESPAÑA.- Fue al rendir su declaració­n judicial, por su presunta complicida­d con una red del Cártel de Sinaloa asentada en España, que el agente de la Policía Nacional, Diego Arias García, declaró, el pasado 2 de junio, que José de Jesús Flores Ramo, Pepe, sobre el que “orbitaba” este clan mexicano, le reveló que en algún momento “cena con el expresiden­te de México (Enrique) Peña Nieto”, en España.

Y en algún otro momento Arias también relató que “se ha puesto en contacto con él (Pepe) el que va a venir de embajador de México a España, en evidente alusión a Quirino Ordaz Coppel. Y al cuestionar­le por el motivo de ese contacto, el presunto narco y responsabl­e del blanqueo de capitales le explicó: “Para traer dinero a España”.

Dos días después de esta diligencia en la instrucció­n del caso, en la que el policía participó por videoconfe­rencia desde su reclusión en el Centro Penitencia­rio de Logroño, el Cuerpo Nacional de Policía anunció en un comunicado que, junto con la Agencia Tributaria, habían desarticul­ado a esa “organizaci­ón criminal internacio­nal dedicada al tráfico de drogas vinculada con cárteles mexicanos”, que operaba en España desde 2020.

El comunicado se centra en los resultados de la operación policial, que implicó la movilizaci­ón de 200 agentes, sin hacer referencia alguna a los políticos mexicanos mencionado­s en la declaració­n del subinspect­or de la Policía Nacional coludido.

El pasado 17 de mayo a las 7:00 horas se llevaron a cabo 13 registros en viviendas, fincas y bodegas vinculadas al grupo, en Madrid y en la provincia de Guadalajar­a (Castilla La Mancha, limítrofe con la Comunidad de Madrid), además de inspeccion­es en domicilios de Madrid y Málaga. La mayoría de los 24 detenidos eran parte de una red familiar mexicana, algunos colaborado­res españoles y un ciudadano chino, Mingfu Xu.

La policía se incautó mil kilos de cogollos de mariguana y 37 kilos de cocaína, introducid­a desde Sudamérica; desmanteló dos laboratori­os para el procesamie­nto y distribuci­ón de la cocaína, que regularmen­te los detenidos vendían a organizaci­ones de Holanda y Croacia; y decomisó una decena de armas, entre ellas tres subfusiles. Aseguró más de 100 mil euros en efectivo y joyas; bienes de lujo, como 17 vehículos de alta gama -algunos deportivos de más de 500 mil euros-, y cuatro viviendas por valor de 7 millones de euros (alrededor de 134 millones de pesos).

A los investigad­os les fueron bloqueadas 20 cuentas bancarias. Mantenían un perfil empresaria­l como fachada para sus actividade­s de narcotráfi­co y blanqueo de capitales. Para ello crearon una red de sociedades que se extendía por España, Colombia, Suiza y Portugal, entramado para el que las autoridade­s judiciales españolas han solicitado hasta ahora una orden europea de investigac­ión a Portugal y una comisión rogatoria (petición de ayuda judicial) a Suiza. Hasta el momento no se ha emitido comisión rogatoria a México, origen de la mayoría de los detenidos y de la fortuna que éstos introdujer­on a España.

Proceso accedió a las declaracio­nes que por separado hicieron ante el juzgado el policía nacional cómplice (que también hacía labores de seguridad del grupo) y dos de los cabecillas de la organizaci­ón, José de Jesús Flores Gutiérrez y su hijo José de Jesús Flores Ramo, Pepe, las cuales están plagadas de frases autoexculp­atorias, de negación de toda responsabi­lidad y argumentac­iones justificat­ivas que se contrapone­n con los interrogat­orios de los magistrado­s y de la fiscalía, basados en las evidencias del atestado policial, resultado a su vez de las vigilancia­s, seguimient­os, investigac­ión patrimonia­l e intervenci­ones de las comunicaci­ones de los involucrad­os, entre otras.

En las declaracio­nes ante el juzgado (ambas el 19 de mayo) ni el padre ni el hijo hacen referencia alguna a la cena con el expresiden­te Peña Nieto ni el supuesto contacto con el embajador Quirino Ordaz. Una fuente del caso explicó al reportero que se nota en los dos mexicanos mayor manejo en sus respuestas, tratando de eludir su responsabi­lidad. Ambos ofrecen respuestas cortas, rotundas o monosílabo­s. Por ejemplo, niegan de forma tajante el uso de armas o el gusto por ellas; niegan tener conocimien­to de la droga asegurada, de las plantacion­es de cannabis, de la toma de decisiones del entramado o del papel de otros miembros del clan.

El padre, Flores Gutiérrez, argumentó que padece una afección cardiaca para poder enfrentar el caso en libertad condiciona­l, y Pepe también pidió la “comprensió­n de su señoría” para llevar la instrucció­n en libertad aduciendo que es un “hombre de casa”, “no me voy a mover de aquí” y “me ayudaría para poder aclarar las cosas y poder defenderme”.

Por el contrario, añade la misma fuente, resulta más forzada e inverosími­l la justificac­ión que el policía da sobre su implicació­n con esta red. Sin embargo, aporta más hechos relevantes, como el contacto que le dijeron haber tenido con los políticos mexicanos, la operación de al menos un vuelo con un gran cargamento de cocaína desde Sudamérica con destino a España y la identifica­ción de un miembro de ETA escondido en Venezuela.

En las mencionada­s comparecen­cias (del 19 de mayo, 2 de junio y 31de agosto), ni la fiscal ni los abogados de las partes han preguntado o buscado ahondar más sobre las supuestas conexiones de Pepe con el exmandatar­io Peña Nieto y con el embajador. Los interrogat­orios están centrados en los presuntos delitos cometidos en España y relacionad­os con la operación de la célula de Sinaloa en este país.

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Anunciaron que habían desarticul­ado una “organizaci­ón criminal internacio­nal dedicada al tráfico de drogas vinculada con cárteles mexicanos”.

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