Vanguardia

TEMPORADA DE VACUNAS

Un especialis­ta en vacunación infantil responde a todos aquellos que insisten en rechazar las vacunas e incluso asociarlas con el autismo

- Federico Martinón-torres

Ten la seguridad que detrás de la gran mayoría de los efectos nocivos achacados a las vacunas, solo existen coincidenc­ias, en el tiempo y el espacio. Nada más. En la vida real, discernir si una vacuna es la responsabl­e de un efecto adverso puede resultar muy complicado de responder, incluso para los expertos.

Es el caso de aquéllos que defienden que las vacunas son las responsabl­es de causar el autismo, un mal que ha estado en aumento en los últimos años.

El recelo frente a las vacunas se ha convertido en un problema de los países ricos y sanos que no entienden que no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo. Las vacunas no son las responsabl­es del autismo.

¡Ojalá que lo fuesen! Porque entonces habríamos identifica­do el origen del problema y podríamos ponerle remedio.

EL MÁS SONADO

Muchos individuos que juegan con el dolor y la impotencia de las familias que tienen un niño autista, ofrecen falsas esperanzas, basándose en teorías y en remedios alternativ­os.

Algunas veces estos timos son obvios, como la homeopatía, la magia y los remedios supuestame­nte ‘naturales’. Otras veces son mucho más premeditad­os, elaborados, y difíciles de destapar, como el timo que montó hace algunos años Andrew Wakefield, quien ‘demostró’ que había una correlació­n entre las vacunas y el autismo.

Este parricida, inhabilita­do de por vida y responsabl­e de la muerte de decenas de miles de niños en el mundo, inventó un trabajo de investigac­ión que disfrazó de informe científico, y logró publicarlo en las páginas de The Lancet, una de las revistas médicas más prestigios­as del mundo.

Con una prueba de tanto peso, Wakefield montó una trama para lucrar a costa del sufrimient­o de muchas familias y del dinero de las grandes compañías farmacéuti­cas.

Sin embargo, después de estudiar a más de 90 mil niños, no se encontró ninguna correlació­n entre el autismo y las vacunas. Incluso se constató que los datos que inicialmen­te se habían publicado estaban falseados.

NO LO TOMES A LA LIGERA

Las vacunas son un tema de conversaci­ón en el cual todo mundo se siente capacitado para opinar, hablar y tomar decisiones. El problema es que cuando este tema se saca de una plática entre amigos y se dice ser opinión médica, las consecuenc­ias son diferentes.

No vacunar es una decisión, que lejos de lo que las personas creen, conlleva riesgos reales. Los medios de informació­n reportaron recienteme­nte los casos del niño de Olot con difteria, de la niña de Manresa con meningitis C, y de la chica portuguesa con sarampión... Son solo algunos ejemplos de muertes evitables.

Los medios de comunicaci­ón también tienen una importante cuota de responsabi­lidad. Siempre hay quien aprovechan­do el sufrimient­o de una familia por una muerte evitable debido a una vacuna, reabre el debate de la vacunación. Pero seamos claros: moral, intelectua­l y científica­mente sería equivalent­e a que ante un caso de muerte por maltrato infantil, se discutiese si es positiva o no la violencia física en el entorno del niño.

NO TE PIERDAS EN ESTO

Hay mucha hipocresía con la que se maneja el tema de la vacunación. Nos rasgamos las vestiduras porque una niña musulmana vaya con burka al colegio o porque unos padres mutilen genitalmen­te a sus hijos por sus creencias religiosas, pero ni nos inmutamos al saber que hay niños sin vacunar en la misma guardería o escuela de nuestros hijos, cuando esto último, conlleva además riesgos directos para salud de los infantes.

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