RESTOS FÓSILES
Para que un ser vivo se convierta en fósil, se requieren condiciones “muy especiales y específicas”, comparte la investigadora del Mude. 1. “Primero que nada, se necesita que el cuerpo quede sepultado muy rápidamente cuando muera y, estando así, no lo descompongan las bacterias. 2. “Después de eso sigue el proceso de cómo se convierten en fósiles. Pero no todos los organismos mueren cerca de un cuerpo de agua o no son sepultados repentinamente. Ahora con las cremaciones, la posibilidad de que un humano se convierta en fósil se reducen”. Aunado a esto, Aguillón Martínez resalta la falta de concientización del ser humano hacia la naturaleza y el cuidado de las especies que, en un futuro, también serán los vestigios de nuestra generación. “Como especie somos muy egoístas y nos creemos el centro del universo. Creemos que siempre hemos y vamos a estar aquí y que podemos manipularlo todo”, reflexiona. “No se nos ocurre pensar -por ejemplo- que hay un insecto, que es la cucaracha, y que tiene 400 millones de años de evolución y con una facilidad la aplastamos. “Somos egoístas y a la vez nunca nos ponemos a reflexionar que nuestro planeta cambia día con día. En el momento en que tú estás respirando, que te crecen las uñas de tus manos, la tierra está cambiando, se está formando nueva corteza en un lado y se está destruyendo otra. No estamos muy conscientes de ese cambio y de cuál es nuestro rol en este planeta, porque somos una especie más. Estamos sólo de paso”, concluyó Martha Aguillón.