Vanguardia

LA SENDA DE LA VIRTUD ES MUY ESTRECHA

- JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

El Quijote II, 6

Antes de iniciar su tercera salida en busca de aventuras, don Quijote discute el punto con su sobrina y con su ama de llaves, quienes se oponen a dicha salida.

En el curso de la discusión su sobrina le señala su gran ceguera y sandez “que se dé a entender que es valiente, siendo viejo, que tiene fuerzas, estando enfermo, y que endereza tuertos, estando por la edad agobiado, y, sobre todo, que es caballero, no lo siendo, porque aunque lo pueden ser los hidalgos, no lo son los pobres…”

Como en efecto don Quijote era hidalgo pero a la vez pobre, le responde a su sobrina con una larga perorata en la que le explica las “cuatro suertes de linajes” que existen y le hace notar “que es grande la confusión que hay entre los linajes”. Le hace ver que “Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés y comedido y oficioso, no soberbio, no arrogante, no murmurador, y, sobre todo caritativo”.

Le dice que por supuesto conoce “los innumerabl­es trabajos que son anexos a la andante caballería, sé también los infinitos bienes que alcanza con ella; y sé que LA SENDA DE LA VIRTUD ES MUY ESTRECHA, y el camino del vicio ancho y espacioso”.

Las palabras anteriores hacen recordar las pronunciad­as en sermón memorable por Jesús en las proximidad­es a Cafarnaúm: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la senda que lleva a la perdición, y son muchos los que por ella entran. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida, y cuán pocos los que dan con ella” (Mt 7, 13-14).

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