MI CIUDAD DESTAPAN VIDA SEXUAL EN SEMINARIO DE P. NEGRAS
Víctima del Padre Meño narra en libro los excesos que dice, presenció en dormitorios, patios y hasta en las regaderas A los sacerdotes que visitaban el Seminario les gustaba ver a todos los adolescentes bañarse y andar en toalla”.
A raíz de las acusaciones que incriminaron desde hace un año al sacerdote Juan Manuel Riojas Martínez por actos de pederastia en el Seminario de Piedras Negras, Ignacio Martínez Pacheco, una de sus presuntas víctimas, narra su verdad en torno a la vida del clero en la frontera de Coahuila.
Justo el día en que el sacerdote mejor conocido como “El Padre Meño”, escuchara el dictamen de su sentencia por el delito de violación calificada con grado de tentativa, el libro de “Nacho” vio la luz pública
Bajo el título de “El Seminarista”, este tomo revela los más oscuros detalles de la vida en el Seminario; los abusos entre rezos, los insultos, las omisiones y la vida sexual entre los seminaristas que poco a poco dejaron de ser un secreto a voces.
Las escenas fotografiadas explícitamente en la mente del autor datan desde inicios del año 2000, cuando su fuerte anhelo de desprenderse de una familia disfuncional, pobre y encrudecida por la falta de educación, lo llevó a integrarse a las filas del clero; sin embargo, la situación que lo puso ahí era parecida a la otros jóvenes al mando del Padre Meño y de una Diócesis entonces dirigida por Raúl Vera López, actual obispo de Saltillo, quien luego fuera desprendido de la Diócesis de la ciudad fronteriza.
En más de 10 capítulos de la versión de 120 páginas, el ex seminarista de 33 años revela que aún con la vigilancia del prefec- Ignacio Martínez Pacheco, to, antes de haber sido abusado por el Padre Meño, fue abusado sexualmente por al menos cinco compañeros más, y a la par vio pasionales amores y abusos dominantes lo mismo en el patio, en los dormitorios y en las regaderas, mismos que en reiteradas ocasiones fueron denunciados sin obtener niguna respuesta.
En el libro se menciona a Mario, Jerry, José Luis, Érik, Mustafá, Abel, Gerardo Hernández, Juan Manuel Riojas, Néstor, por mencionar a algunos.
“Los sacerdotes que visitaban el seminario por las tardes lo hacían siempre en la hora del deporte o después (…) Les gustaba ver a todos los adolescentes bañarse y andar en toalla, de esa manera empezaban a tener acercamiento con nosotros”, expresa.
“Joto”, “maricón”, “puto”, fueron algunos de los sometimientos de los seminaristas que en su mayoría, habían llegado a integrarse en la vida apostólica, mientras Juan Manuel Riojas le preguntaba sus íntimos secretos, y los recursos que utilizaban “para bajarse la calentura”.
Dentro de los dos capítulos donde define a detalle cómo fueron los actos sexuales emprendidos en su contra por parte del Padre Meño, “Nacho” describe que partieron de una simple plática que ambos sostuvieron entre los pasillos del Seminario, donde además de cuestionarle su sexualidad, le fue notificado que Piedras Negras sería separado de la Diócesis de Saltillo.
En los últimos tres capítulos, titulados “Salir del infierno”, “Entrevista para el destierro”, y “Volver a empezar, de nuevo”, detalla cómo fue su salida del Seminario y el emprendimiento de la lucha para revelar todo lo sucedido alrededor del “discurso doblemoral” que se maneja en la Iglesia, así como la batalla del Frente Nacional Contra la Pedofilia que finalmente desembocó en el tomo publicado en la plataforma Amazon.
“Seguía pensando en que algún día regresaría ya preparado y listo para demostrarles quién era, que no era ningún ‘adolescente insignificante’ y que ya no sería el mismo al que podían hacer y deshacer cuando quisieran. Ya no más, nunca más. Ahora ha llegado mi momento de hablar y a partir de aquí ya jamás podrán callarme”, concluye. Luis Alejandro Hassaf,