SNTE, los ‘comisionados’ que nunca se fueron
Uno de los elementos que históricamente se han señalado como causa de la mala calidad de nuestro sistema educativo es la transformación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en una organización más preocupada por la conquista del poder público que por la consolidación de un modelo educativo útil al país. Tal hecho tiene múltiples traducciones, pero sin duda la más deleznable de todas es el establecimiento de circuitos de corrupción, en los que el SNTE intercambia favores políticos por concesiones económicas a favor de sus dirigentes o miembros prominentes.
Entre los muchos circuitos de corrupción que el gremio magisterial ha establecido y consolidado, históricamente, se encuentra la creación de la figura de los profesores “comisionados”, eufemismo utilizado para nombrar a quienes, en realidad, son vulgares “aviadores”, es decir, individuos que cobran un salario sin trabajar.
En los últimos años, y luego de continuos señalamientos, así como de haberse documentado hasta la saciedad los niveles de exceso a los cuales se llevó la figura del “comisionado”, los poderes públicos y el SNTE parecían haber cedido frente a la crítica y nos hicieron creer que la legión de aviadores había desaparecido de la nómina magisterial.
Hoy, gracias al trabajo de la organización civil “Mexicanos Primero”, sabemos que no solamente no es así, sino que en México siguen gastándose cientos de millones de pesos para cubrir los “sueldos” de un ejército de expoliadores del presupuesto público.
De acuerdo con el informe “La escuela que queremos. Estado de la educación en México 2018”, Mexicanos Primero ha documentado que –durante el ciclo escolar 2015-2016– el SNTE accedió a la asignación de plazas de “comisionados” en 18 entidades del país, entre ellas Coahuila.
Nuestra entidad, de acuerdo con el documento, empleó casi 58 millones de pesos en el pago de “comisionados”, con lo cual se ubicó en la cuarta posición entre las entidades que más recursos destinaron a dicho rubro, sólo por debajo de Aguascalientes, Chihuahua e Hidalgo.
¿Cómo es posible que el SNTE haya logrado “reavivar” la histórica sangría de recursos del presupuesto educativo que logró merced al establecimiento de acuerdos inmorales con el sector público? ¿Por qué es tan fácil reinstaurar una práctica que tomó lustros de señalamientos erradicar? ¿O es que la “erradicación” sólo fue una fantasía que nos hicieron creer?
Más allá de las razones por las cuales esta práctica ha sido restaurada –o sólo hemos descubierto que se sostiene–, lo que importa ahora no es que las autoridades nos expliquen lo ocurrido sino que se actúe, con celeridad y severidad, para combatirla y castigarla.
Porque con independencia de que nos hayan mentido o no, lo cierto es que se nos dijo que los aviadores habían desaparecido y que se habían creado reglas precisas para impedir su existencia. Lo que importa entonces es que se hagan cumplir estos ofrecimientos y que los “comisionados” sean perseguidos y castigados.