Lepra, una enfermedad olvidada que continúa en activo
Es una enfermedad olvidada que persiste en algunas regiones del mundo, especialmente en América y en el sureste asiático
MADRID.- La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por una bacteria en el cuerpo; afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias y los ojos.
La relatora especial de la ONU sobre esta enfermedad, Alice Cruz, señala que las deficiencias en el diagnóstico y la segregación por el estigma que genera la lepra son los principales inconvenientes para su abordaje.
Aunque se trata de una patología con solución en la mayoría de los casos, los programas nacionales reportan un 90% de curación, el estigma sigue siendo un gran obstáculo para alcanzar el diagnóstico y continuar el tratamiento.
La lepra sigue presente en 14 de 25 países de América, donde se detectan 27 mil nuevos casos cada año (27.357 en 2016). Esto equivale a un 12,6% de los diagnósticos mundiales, lo que sitúa esta región como segunda en incidencia tras el sureste asiático.
En este continente despunta Brasil, con el 92% de los diagnósticos (25.218 casos), lo que lo mantiene como segundo país del mundo en incidencia. Tras él se ubican Paraguay (341), Colombia (314), Venezuela (303), Argentina (295), Cuba (186), Estados Unidos (168), México (152), República Dominicana (125) y Bolivia (69), según un informe de la OMS.
Por su parte, y en el otro extremo, Guatemala (no detectó ningún caso), Nicaragua (1), El Salvador (1), Chile (1), Honduras (2), Panamá (2) y Uruguay (3) registraron las cifras de diagnósticos más bajas de la región. En el medio, Perú (23), Ecuador (18) y Costa Rica (16). Quizá este descenso es el que hace que la relatora especial de la ONU para este tema, Alice Cruz, alerte de que se sigue tratando de una “enfermedad olvidada”.
“Si bien la lepra está presente en 14 de 35 países de la región, todos, con la excepción del país de Brasil, la han eliminado como problema de salud pública (menos de 1 caso por cada 100 mil habitantes)”, señaló Isabelle Roger, asesora de enfermedades Infecciosas Desatendidas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Por este motivo, la lepra en palabras de Roger, “prioridad en Brasil”, donde se ha desarrollado una campaña para la detección de enfermedades infecciosas desatendidas en 852 municipios con población en extrema pobreza, un factor estrechamente ligado a la lepra.
Mientras, en el resto de la región se ha producido un retroceso de la enfermedad, que descendió un 26% en número de diagnósticos entre 2011 y 2016. También ha disminuido un 31% el número de niños afectados en este periodo. LA DISCAPACIDAD EN LA LEPRA
Las circunstancias que rodean a la enfermedad son tales como el estigma, la discriminación y la pobreza, dificultan el acceso de los pacientes a la medicación, e incluso a un diagnóstico.
Bangladesh, del Congo, Etiopía, Madagascar, Mozambique, Birmania (Myanmar), Nepal, Nigeria o Filipinas son algunos de los 22 países donde la OMS considera prioritaria la acción médica.
La discapacidad es una de las consecuencias más graves de la lepra. En 2016, de las 214 mil 783 personas que fueron diagnosticadas, 12 mil 437 sufrieron este problema de forma grave. Entre 2016 y 2017, de los mil 761 niños diagnosticados de lepra, 38 desarrollaron una discapacidad visible.
“El nivel de discapacidad es alarmante y completamente innecesario”, señaló Cruz. “Nadie con esta patología debería llegar a la discapacidad”, apunta, dado que esta enfermedad tiene cura si se detecta de forma temprana. De lo contrario, puede desencadenar reacciones inmunológicas severas y producir discapacidad o dolor crónico.
“El hecho de que esto suceda en 2018 muestra que hay deficiencias en el diagnóstico y la falta de acceso a un tratamiento de alta calidad”, enfatizó Cruz. La solución pasa por un tratamiento sencillo, facilitado gratuitamente por la OMS y consistente en dos pastillas diarias durante un año (seis meses en los casos más leves), que logra eliminar la bacteria.
Además, considera que la discriminación perpetúa el sufrimiento de estas personas y conduce a la segregación y a la violación de derechos humanos de los afectados. “Este concepto erróneo debe abordarse con información y educación”, mencionó el experto en salud.