AYUDA, DE LA PROPIA GENTE; NARRAN SU ODISEA
“Cierre de carreteras”, la oración se oye simple si la lees, si la pronuncias, pero para quienes quedaron atrapados durante noches enteras dentro de sus carros soportando temperaturas por debajo de los cero grados, con apenas un suéter para cubrirse del frío, significó quizá la peor pesadilla que pudieron vivir antes de finalizar el año.
En medio de la carretera, ahí entre los coches particulares, autobuses de pasajeros y tráileres, los desechos de vasos de café predominan entre el hielo que con el pasar de las llantas, se ha compactado con el pavimento haciéndolo aún más peligrosa la carretera Los Chorros.
A lo lejos se escuchan algunos motores encendidos, y otros que hacen el intento de encender; también sobresalen las risas de quienes se reúnen en bola para fumar un cigarrillo para agarrar calor, o los claxons de aquellos que de manera desesperada buscan una respuesta rápida sobre su situación.
“Tenemos aquí desde el jueves cuando nos pararon y no nos dicen nada. Dicen que han traído comida, café y cobijas pero lo único que hemos recibido es ayuda que la misma gente de otros lados nos trae”, asegura uno de los choferes de tráiler que al igual que centenares de automovilistas, quedó varado en medio de la nada sin poder moverse.
“Nos cobijamos con lo que traemos”, agrega el entrevistado, asegurando que ni la calefacción es suficiente para soportar ese frío que cala hasta los huesos. “Lo bueno es que uno trae con qué, pero hay otros compañeros que ni siquiera un cobertor traen y pues ahí uno les tiene que echar la mano”, dice.
AYUDA DESDE SALTILLO
Graciela Ramirez, Karina Reveles y Cindy Espinoza, decidieron salir de casa con los menos siete grados a cuestas para llevar pan y un cafecito caliente a quienes permanecían detenidos en medio de la carretera, gesto que las personas, principalmente los choferes, les agradecieron fervientemente.
“El viernes vinimos como a las cuatro de la tarde y les trajimos sándwiches y café, ahorita pues trajimos pan y café. Nosotros somos de familia de traileros, mi papá es trailero, mi esposo también, así que sabemos por lo que pasan, sabemos por lo que sufren y de verdad lo que hacemos es de corazón”, compartieron las saltillenses a VANGUARDIA.
Hay más de 100 vehículos varados, cada uno con una historia diferente guardada. Una de ellas es la de Fausto Torres, un paisano que viajó con sus hijos desde Estados Unidos con destino a Guanajuato para apadrinar a su sobrina el día de su boda. “Yo vengo de Estados Unidos, voy para Guanajuato porque era el padrino de bodas de mi sobrina que se casa precisamente hoy sábado, pero con esto pues ya no pude llegar. Ahora no queda más que esperar a que esto avance”, dice resignado.
Delante de Fausto hay un tráiler que goza, de manera relativa, la “suerte” de permanecer en frente de un Oxxo, el cual ha sido la salvación de la mayoría de los afectados, siendo ese lugar el que los provee de alimentos y agua. En ese transporte viaja Clemente, un trailero de 45 años que viaja a la Ciudad de México faltándole aún 15 horas de viaje para llegar a su destino.
“Tengo aquí desde el miércoles en la noche, y la verdad ya no aguanto. El frío está que ni la fregada, por más que te quieras cobijar, el fresco se cuela por donde quiera. Anoche no aguanté y me tuve que ir a dormir al tráiler de un compañero de la misma línea que si tiene calefacción”, declara Clemente señalando que mientras las horas pasan, el dinero para comprar comida y alimentos, se le acaba.
Así fue como los más de 900 afectados pasaron dos días de tormenta invernal entre las frías montañas que se llenaron de nieve, con el único sonido de los motores encendidos y el calor que su cuerpo cansado podía ofrecerles.