Pronnif: ¿está incumpliendo con su mandato?
La polémica es, en esencia, un elemento inevitable en la actividad pública, sobre todo cuando esta última tiene como propósito dirimir diferencias o zanjar discusiones entre particulares. Sin embargo, aun cuando todas las instituciones públicas enfrentan el riesgo de involucrarse en polémicas, en algunas este hecho resulta particularmente indeseable.
Es el caso de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia en nuestra entidad, cuya titular ha sido señalada por presuntamente haber incurrido en prácticas indebidas al orientar decisiones de la dependencia al margen de las normas que rigen su actuación. Con independencia de que las decisiones que adopten los funcionarios de esta Procuraduría serán en última instancia ratificadas o modificadas por un juez, resulta deseable que la actuación de la dependencia no derive en abiertas confrontaciones con quienes entra en contacto con motivo de sus funciones.
Esto es así porque las responsabilidades que la Ley confiere a la Pronnif tienen que ver con temas sumamente delicados que, al ventilarse públicamente, exponen a los miembros de las familias al escarnio público, pues convierten en debate colectivo lo que debería ser una discusión privada.
Cabe preguntarse en este sentido si, al convertirse en polémica pública un caso que se encuentra en manos de la Procuraduría, y en el cual están involucrados menores de edad, la dependencia no está vulnerando los derechos de estos últimos.
Y no es que los derechos de los adultos involucrados en las polémicas no sean relevantes o tengan una importancia inferior, pero es que si algo tienen responsabilidad de cuidar las autoridades de todos los órdenes de Gobierno es justamente el interés superior de los menores.
Por ello, valdría la pena que en la Pronnif consideraran la necesidad de establecer protocolos tendientes a evitar que los casos presentados ante dicha autoridad sean “litigados” en los medios de comunicación o, en todo caso, que la opinión pública tenga claro que los datos y circunstancias publicados se encuentran a disposición de todos por decisión de los adultos que participan en dichas polémicas, aun cuando hubieran sido previamente advertidos de lo indeseable de tal situación.
De igual forma es necesario dejar claro, de cara al interés colectivo, si la Procuraduría ha realizado todos los esfuerzos a su alcance para evitar que los menores cuyos intereses debe tutelar –incluso en contra de las decisiones de sus propios padres– se vean afectados.
No es un asunto menor del cual hablamos, sino de uno en el cual la estabilidad psicológica y la integridad emocional de los integrantes más vulnerables de la sociedad se encuentran en juego. La responsabilidad que a la Pronnif le confieren las leyes constituye un hecho de la mayor gravedad y es de esperarse que los integrantes de su personal asuman tal compromiso.
En este sentido, resulta absolutamente indeseable que una dependencia como ésta se convierta en motivo de polémica pública, sin que se despliegue una estrategia para atajar las negativas consecuencias que ello tiene.
Resulta indeseable que una dependencia como ésta se convierta en motivo de polémica pública, sin que se despliegue una estrategia para atajar las consecuencias