Mi elección es el inicio de un renacimiento francés: Macron
PARÍS.- En los mítines electorales de Emmanuel Macron (Amiens, 1977) ondeaban banderas europeas. Lo que era un símbolo frío y burocrático se convirtió para sus seguidores en un símbolo cálido, y político. Ahora el europeísta Macron ya es presidente, y coloca Europa en el centro de su agenda. Hoy jueves y el viernes se estrenará en su primer Consejo Europeo. Antes quiso presentar su visión de Europa y del lugar de Francia en el tablero internacional en una entrevista –la primera desde que es presidente– a ocho diarios europeos.
-Con la nueva legitimidad que ha logrado después de las elecciones legislativas, ¿vuelve Francia a Europa? ¿Representa una especie de nuevo liderazgo en Europa?“El liderazgo no se decreta: se construye convenciendo a otros países y a otros actores, y se comprueba en función de los resultados que se obtienen. Sería presuntuoso decir que, a partir de ahora, Francia ejerce un nuevo liderazgo europeo. La verdadera pregunta es la del objetivo de nuestra acción.
“Cuando observamos el mundo hoy en día, ¿qué vemos? El auge de democracias no liberales y de los extremismos en Europa, el resurgimiento de regímenes autoritarios que cuestionan la vitalidad democrática, y unos EU que se retiran en parte del mundo”.
-Después del Brexit y de la elección de Trump ¿su elección supone un freno para los populismos en Europa?“Desconfío del término populismo, porque tiene varios significados. Muchos, tanto de izquierdas como de derechas, me han dicho que era populista.
“No tengo la arrogancia de pensar que mi elección supone un freno. Los franceses siempre han sido así: en el momento en que no se les espera, se produce un sobresalto. Francia no es un país que se reforme, es un país que se transforma, un país de revolución. Por tanto, mientras sea posible no reformar, los franceses no lo hacen. Aquí, han visto que estaban al borde del precipicio y han reaccionado. Mi elección, como la mayoría conseguida en la Asamblea, no suponen un freno: son un inicio exigente. El inicio de un renacimiento francés, y espero que europeo. Un renacimiento que permitirá modificar los grandes equilibrios nacionales, europeos e internacionales, encontrar una ambición, una capacidad para mirar las cosas de frente, para no utilizar los temores, sino para convertirlos en energía, porque los temores existen y, por tanto, lo que divide a las sociedades sigue existiendo”.