El discurso
EL DISCURSO DEL PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR ANTE EL CONGRESO DE LA UNIÓN FUE PODEROSO, DIRECTO Y CLARO.
Se pronunció en contra del Neoliberalismo. Habló de la diferencia abismal que se genera entre los que tienen todo y los que no tienen nada.
Si bien dio datos para fortalecer el argumento, éstos están descontextualizados. Pero, a fin de cuentas, la arremetida del Presidente contra el Neoliberalismo tiene mucho de verdad. La segunda embestida del Presidente entrante fue contra las clases del poder político y económico, que se han coludido para fortalecer ese modelo neoliberal al que aludo en el párrafo anterior, hablando de "moches" y "mordidas".
El discurso en el zócalo de más de dos horas, donde dio a conocer políticas inmediatas a aplicarse para promover la austeridad, fue algo ya conocido. Estoy personalmente de acuerdo con todo aquello que termine con los abusos y excesos de la clase gobernante.
Con lo que difiero, y ya lo he expresado anteriormente, es con la parálisis de la administración pública al bajar sueldos, no comprar sistemas de información y la no contratación de especialistas.
Esos "ahorros", si no están basados en un diagnóstico formal que determine necesidades en procesos, procedimientos y con ello, de capacidades humanas requeridas para operarlos, sólo promoverán la mediocridad en la ya disminuida Administración Pública Federal.
Planteó diversas acciones de gobierno (no políticas públicas, porque carecen al momento de un análisis de factibilidad técnica y económica), que habrá que determinar de qué fondos se pagarán. El Presidente asevera que de lo que se ahorrará en corrupción, pero hay que recordar que, de ser el caso, ese dinero no entrará a las arcas públicas, ni será un ahorro presupuestal del cual disponer. El combate a la corrupción le ahorrará principalmente dinero a los ciudadanos, que dejarán de pagar "de más" o por algo que debiera ser gratis.
El Presidente ha lanzado ya sus primeras imágenes como cabeza del Ejecutivo Federal. Vimos ademanes, tonos y miradas. Escuchamos su particular estilo de expresarse.
Ya no es candidato, ya no es el líder de un partido político, ya no es oposición, ahora es el Presidente de todos los mexicanos. Habrá que analizar su evolución.
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