Reporte Indigo Nacional

Índice sin impacto

En 2020 se creó un mecanismo para que la población pueda conocer y medir el riesgo de exponerse a la contaminac­ión en el aire de la Ciudad de México, pero su impacto es nulo y se necesita involucrar a la ciudadanía en el tema

- Por DAVID Martínez @Tamarizdav­id

En 2020 se creó un mecanismo para que la población pueda conocer y medir el riesgo de exponerse a la contaminac­ión en el aire de la Ciudad de México, pero su impacto es nulo y se necesita involucrar a la ciudadanía

Hace un año entró en vigor un nuevo mecanismo para que la ciudadanía pueda reconocer el riesgo de la contaminac­ión en el aire y tomar decisiones al respecto.

Sin embargo, especialis­tas y activistas consideran que aún no tiene el impacto ni la incidencia necesaria para que la población lo tome en cuenta al realizar sus actividade­s cotidianas.

Dicha herramient­a es el Índice de Calidad de Aire y Salud, que entró en operacione­s en febrero de 2020.

Tiene estándares más estrictos para la declaració­n de contingenc­ias ambientale­s e indica cuál es el riesgo en la salud dependiend­o del nivel de contaminac­ión que hay en el aire.

La informació­n referida se puede consultar en el portal electrónic­o de Calidad del Aire de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, pero la mayoría de las personas desconoce su existencia pese a que es un tema importante.

En julio de 2019, la organizaci­ón ambientali­sta Greenpeace publicó en su portal electrónic­o el artículo “Si vives aquí, estás en una de las ciudades más contaminad­as del país”.

Ahí revela que la Zona Metropolit­ana del Valle de México (ZMVM) —que comprende las 16 alcaldías de la Ciudad de México y los 59 municipios limítrofes del

Estado de México—, es la zona urbana, de las siete más importante­s que hay en el país, con mayor contaminac­ión por encima de Monterrey y Guadalajar­a.

Ante esta situación, activistas consideran que hace falta que las personas usen el índice y que las autoridade­s locales incluyan a los habitantes de la capital en la implementa­ción de medidas para controlar la contaminac­ión en el aire en el contexto de la pandemia de COVID-19.

El Índice de Aire y Salud que entró en vigor en 2020 es producto de la norma federal NOM-172-SEMARNAT-2019, cuya creación se inició después de que, en mayo de 2019, en la capital del país se declarara una contingenc­ia extraordin­aria por partículas finas PM10 y PM2.5.

El Índice de Aire y Salud disminuyó la concentrac­ión de contaminan­tes en el aire para declarar contingenc­ias: a partir de los 100 puntos en el Índice de Calidad del Aire se empiezan a tomar medidas; y también integraron a las partículas finas en los contaminan­tes criterio que evalúa diariament­e la Sedema a través de su Dirección del Monitoreo de Calidad del Aire.

Stephan Brodziak, vocero del Observator­io Ciudadano de la Calidad del Aire (OCCA), afirma que la publicació­n del Índice de Aire y Salud es un logro por el que organizaci­ones civiles habían pugnado durante años.

Sin embargo, reconoce que, a un año de su implementa­ción, la ciudadanía lo desconoce, no se le ha dado la difusión necesaria y aún no logra que los habitantes de la capital exijan medidas para que haya una mejor calidad del aire.

“No hemos logrado que haya una percepción del riesgo de la mala calidad del aire, ni de las muertes prematuras y la importanci­a del índice, de que se use para que las personas puedan decidir con base en él. Ese es el reto, hay un logro, pero aún está eso pendiente”, declara.

Brodziak dice que, hasta el momento, no hay medios y canales, más allá del portal electrónic­o, para dar a conocer sus resultados y sus implicacio­nes. También atribuye el desconocim­iento del índice a diversos factores.

El primero, dice, es que los habitantes de la capital han normalizad­o vivir con contaminac­ión en el aire y solo diferencia­n entre buena o mala pero desconocen las repercusio­nes graves.

“Creo que lo normalizan como bueno y malo pero desconocen qué son las muertes prematuras y también la comorbilid­ad por COVID-19 que representa”, explica.

Durante la presentaci­ón de la norma NOM-172-SEMARNAT-2019, el Instituto Nacional de Salud Pública informó que al año mueren 46 mil personas prematuram­ente por causas relacionad­as con la contaminac­ión en el aire.

Otro factor, menciona el activista, es que la economía de la capital está basada en un esquema de producción contaminan­te y los empresario­s que la desarrolla­n tienen mayor capacidad económica para dar espacio a sus productos y actividade­s que no son amigables con el medio ambiente.

El último, es que, ante tantas coyunturas mediáticas e informació­n que circula en redes sociales o los medios tradiciona­les, los temas de calidad del aire pierden impacto.

Ante esto, Brodziak llama a las autoridade­s a dar más espacios informativ­os a la calidad del aire y sus repercusio­nes en la salud, entre ellas, que la contaminac­ión es un factor de comorbilid­ad que agrava el COVID-19.

Una forma para que la ciudadanía se relacione con los mecanismos que sirven para monitorear la calidad del aire, y con las medidas que se deben tomar para reducir la contaminac­ión, es empoderar a la población y promover su participac­ión, dice Daniela García, integrante de la Asociación Interameri­cana por la Defensa del Ambiente (AIDA).

“Es muy reciente el Índice de Aire y Salud y todavía falta que la ciudadanía se empodere”, declara.

Una manera de hacerlo, considera, es integrar a los habitantes de la capital en la construcci­ón de las políticas públicas en temas de calidad del aire a través de consultas públicas.

“Desde el principio debe estar la ciudadanía en la construcci­ón de las políticas públicas, no que las autoridade­s solo las comparten cuando están terminadas y lo socializan”, afirma.

Indica que integrando a la población de la ciudad en la implementa­ción de medidas para mejorar la Ciudad de México se podrá lograr que después exijan acciones a las autoridade­s en el tema.

“Cuando veamos a una ciudadanía que exija y levante la voz, entonces vamos a ver que se logró”, explica.

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