Publimetro Ciudad de Mexico

PARA PENSARLE

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Los errores médicos siempre han existido. Imagínense que el Dr. Brinkley implantaba testículos de chivo a hombres que se quejaban de su líbido, práctica que evidenteme­nte no funcionaba, pero la gente rara vez denunciaba a Brinkley, porque él decía que “sólo funcionaba en los hombres inteligent­es”. Edward Bodkin fue arrestado en 1999 por realizar cinco castracion­es sin tener licencia. De hecho, las disfrutaba y anunciaba sus servicios de castrador en revistas de fetichismo, con la condición de que les permitiera­n vender videos del proceso. Mantuvo sus “trofeos” en tarros al lado de su nevera. Cuando el fiscal le preguntó por un motivo, él respondió: “No me puedo sentar aquí como un ser humano razonable y darle una respuesta inteligent­e para eso”. Nancy Andrews de Commack, en Nueva York, tuvo una fertilizac­ión in vitro. Cuando nació su bebé descubrió que su piel era un tanto más oscura de lo que esperaba. Resulta que los médicos se equivocaro­n y utilizaron el esperma de otra persona que no era su pareja. Jessica Santillán, de 17 años, murió dos semanas después de recibir un trasplante de corazón y pulmón. Resulta que los médicos se equivocaro­n de órganos y le dieron unos que no eran del mismo tipo de sangre. Benjamin Houghton, veterano de guerra de 47 años, se sometió a una cirugía para que le removieran el testículo izquierdo por riesgos de cáncer. Los cirujanos se equivocaro­n y le quitaron el testículo derecho. Después de largos meses de recuperaci­ón, descubrió que los doctores le habían dejado un retractor de metal de 30 cm de largo.

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