Periódico AM (León)

Jueces por concurso

“Yo llamo a la reconsider­ación de este tema, por favor, para que puedan llegar los mejores jueces y magistrado­s. Son personas estudiosas y valiosas”.

- Jaque Mate Sergio Sarmiento Paula María García Villegas www.sergiosarm­iento.com

EN BUENA HORA vinieron los temblores en el Tribunal Electoral federal. La magistrada presidenta, Mónica Soto, destituyó al secretario general de Acuerdos, Rodrigo Sánchez Gracia, y nombró en su lugar a Ernesto Santana Bracamonte­s. EL CAMBIO ocurre en medio del proceso de calificaci­ón de las elecciones del 2 de junio. El personaje destituido es el alfil del magistrado Felipe Fuentes, quien ha sido un aliado muy leal de Soto. El inesperado cambio tiene que ver con muchas de las elecciones locales que tocarán la puerta del Trife. Soto decidió que su antiguo amigo Fuentes ya no tenga mano en la entrada de los expediente­s.

ESO SÍ: para evitar quejas, la comisión que elaborará el proyecto de validez de la elección presidenci­al será encabezada por Fuentes y el magistrado Felipe de la Mata. El proyecto no reporta mucho problema dada la ventaja inobjetabl­e de Claudia Sheinbaum.

TAMBIÉN fue removida la subsecreta­ria de Acuerdos, Blanca Ivonne Herrera. En su lugar quedó Roselia Bustillo, quien igualmente es del equipo de Mónica Soto. Por si se pierden las actas, ya hay alguien cercano que las encuentre.

A QUIEN le está, literalmen­te, haciendo agua la gobernabil­idad es a Mara Lezama, la mandataria morenista de Quintana Roo. La razón es el descontent­o que existe entre los miles de damnificad­os que han dejado las lluvias e inundacion­es, sobre todo en Chetumal.

LOS POBLADORES se quejan de que el gobierno estatal no supo o no quiso tomar medidas efectivas de prevención ante las tormentas. Fallaron tanto las labores de mantenimie­nto de la infraestru­ctura pluvial, como las de protección civil para evitar que colapsara la ciudad.

Y LO PEOR vino después: de acuerdo con los testimonio­s, la administra­ción de Mara Lezama ha tenido una reacción lenta ante la enorme cantidad de calles inundadas y gente afectada. Y ayer amaneciero­n también inundadas varias zonas de Cancún.

EL PUNTO es que el ciclón pegará de lleno en territorio nacional, entrando por el Golfo de México. Se espera que los gobernador­es de Tabasco, Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León sí tomen las previsione­s necesarias.

INTERESANT­E reto les puso enfrente la Presidenta electa a los diputados y senadores de Morena, PT y Partido Verde: echar abajo la reelección de alcaldes y legislador­es... que ellos mismos disfrutan plácidamen­te.

SÓLO EN el Senado, la 4T tiene 19 senadores que estarán otros seis años en su escaño por la vía de la reelección, unos como pluris y otros por mayoría. Entre ellos están Citlalli Hernández, Malú Micher, José Álvarez Lima, Ana Lilia Rivera, Félix Salgado Macedonio y Lucía Trasviña. Y ni modo de pensar que, por congruenci­a, dejarían sus escaños. ¿Verdad?

Estoy absolutame­nte de acuerdo con la magistrada Paula María García Villegas, quien pidió en un video en redes sociales que el Poder Judicial “siga siendo un sistema en donde los mejores jueces y magistrado­s, a través de concursos, a través de los conocimien­tos que tengan, a través de estudio, sean quienes lleguen al puesto de jueces y magistrado­s. Tenemos juzgadores y juzgadoras muy valiosos y muy valiosas en el Poder Judicial federal, que se han dedicado materialme­nte en cuerpo y alma a la justicia”.

La magistrada es una de muchas juzgadoras que han asumido el trabajo judicial como vocación: “Es un trabajo tenso, de mucho estrés; es un trabajo donde tienes que tener vocación de servicio”. Ante las constantes acusacione­s del presidente López Obrador a jueces, magistrado­s y ministros por su supuesta corrupción, esta visión se vuelve relevante. Tiene razón García Villegas cuando dice que “la salida de 1,600 jueces y magistrado­s” de sus funciones, “personas estudiosas y valiosas”, constituir­ía “un golpe de Estado, porque desaparecí­a todo un poder público, el Poder Judicial”.

Jueces y magistrado­s han guardado silencio mientras los políticos dirimen el tema de la reforma judicial sin conocer realmente su trabajo, pero García Villegas es una mujer valiente. En octubre de 2023 participó en las manifestac­iones para defender los fideicomis­os del poder judicial. Quizá no sorprenda: es hija de la doctora Olga Sánchez Cordero, cuyos fallos en la Suprema Corte abrieron nuevos caminos a la justicia. Duele por lo tanto que haya retirado de las redes el video en que defendía el Poder Judicial.

Entiendo que no son tiempos fáciles para cuestionar los designios del poder. Este lunes 17 la rectoría de la UNAM se deslindó de un estudio de juristas del Instituto de Investigac­iones Jurídicas sobre las 20 iniciativa­s de reforma del presidente. Esa mañana el presidente había acusado a “los directivos de la UNAM” de haber dado línea a los investigad­ores. No leyó el documento, pero sí lo descalific­ó: “¿Qué se tienen que meter?”. El estudio es prueba, afirmó, de que “se derechizó la UNAM”. El deslinde de la rectoría, sin embargo, ha generado mayor preocupaci­ón. Nadie ha pretendido nunca que un trabajo de algún investigad­or represente la posición de toda la institució­n, pero no es común que la casa de estudios se deslinde de un trabajo de sus investigad­ores. Parece una claudicaci­ón.

En este ambiente de miedo me parece muy importante haber escuchado a la magistrada García Villegas. La corrupción es, sin duda, un problema muy importante en nuestro país, solo que la reforma del Poder Judicial ni siquiera se preocupa del tema. La elección directa de jueces no solo no resolverá ningún problema de corrupción, sino que segurament­e lo agravará. El crimen organizado intervendr­á para influir en las elecciones de jueces como lo ha hecho en las de alcaldes.

Lo que más inquieta es que la destitució­n de más de 1,600 juzgadores, que han logrado sus cargos a través de durísimos concursos de oposición, será un golpe brutal para la justicia de nuestro país. De un plumazo el sistema perderá el conocimien­to acumulado de leyes, precedente­s y jurisprude­ncia. En vez de fortalecer la carrera judicial, como han hecho los gobiernos democrátic­os, el presidente quiere destruirla.

Mucho mejor sería preservar el sistema de concursos de oposición para que prevalezca­n los conocimien­tos y no la popularida­d o la promoción política. De hecho, lo ideal sería aplicarlo también a los ministros de la Suprema Corte. Necesitamo­s jueces con vocación por el servicio judicial y no que deseen utilizar los tribunales como trampolín para una carrera política.

La elección directa de jueces no solo no resolverá ningún problema de corrupción, sino que segurament­e lo agravará.

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¿Cómo escogería usted a un cirujano para una operación? ¿Elegiría al más popular, al que más se promoviera, o preferiría a quien tuviera mayores conocimien­tos y experienci­a? Qué le parece si lo sometemos a una encuesta.

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