Periódico AM (León)

Renace la democracia india

- Lluís Bassets

La democracia liberal acaba de ganar una inesperada batalla electoral en la India. La mayor en dimensión cuantitati­va: en votantes que han acudido a las urnas, y en envergadur­a demográfic­a del país, el más poblado del planeta. También por su significad­o geopolític­o: la India es la quinta economía mundial y la que más crece en Asia, una potencia de demografía muy joven, proyectada hacia el futuro, y a la vez un contrapeso frente a su vecina China, la gran superpoten­cia ascendente del siglo XXI.

Las elecciones han dado al primer ministro Narendra Modi su tercera mayoría parlamenta­ria, pero le han hurtado la mayoría absoluta para gobernar en solitario que había gozado en sus dos primeros mandatos. Solo quedan las incógnitas de las elecciones europeas de este domingo y de las presidenci­ales del 5 de noviembre en Estados Unidos para completar el rumbo del año con mayor número de seres humanos convocados a elecciones democrátic­as en toda la historia. De momento, los votantes indios han querido poner coto a la concentrac­ión de poder y al etnonacion­alismo hinduista y antimusulm­án del Bharatiya Janata Party (BJP), la formación del primer ministro, obligado ahora a entrar en coalición para gobernar y a renunciar a parte de su programa.

Nada refleja tan bien su fracaso como los pobres resultados obtenidos en sus feudos electorale­s, incluso en el distrito donde se halla el Ram Mandir o templo de Rama, en Ayodhya, símbolo de su proyecto ultranacio­nalista. Allí inició el primer ministro su campaña electoral, como si fuera el sumo sacerdote del hinduismo, en la inauguraci­ón del templo construido por los militantes nacionalis­tas, previa demolición de una mezquita del siglo XVI. Fue una insultante provocació­n para los 200 millones de musulmanes indios frente a los que Modi levantó la bandera de la plena hinduizaci­ón del país, pero las urnas le han negado la supermayor­ía parlamenta­ria con la que pretendía abordar la reforma constituci­onal que precisaba para tal propósito.

Se ha quebrado la marcha que parecía ineluctabl­e hacia la dictadura de la mayoría hindú. Dos partidos regionales tendrán en sus manos la estabilida­d del Gobierno. Ha resucitado el viejo Partido del Congreso, con su líder Rahul Gandhi, heredero de la gran saga descendien­te de Nehru. La democracia y el federalism­o están vivos. En el país de las infinitas identidade­s religiosas y étnicas ha sufrido un revés el mayor y más peligroso experiment­o de identitari­smo nacionalis­ta de su historia.

Modi deberá gobernar de otra manera. Quiso ser el hombre fuerte de una democracia hindú y será el primer ministro de la mayor democracia del mundo. El líder carismátic­o sale debilitado, pero India fortalecid­a. El futuro no estaba escrito. La democracia de hoy nunca garantiza la democracia de mañana. Son los votantes les que pueden rectificar. No hay democracia si nadie combate para mantenerla y mejorarla. Los ciudadanos indios lo han hecho.

Se ha quebrado la marcha que parecía ineluctabl­e hacia la dictadura de la mayoría hindú. Dos partidos regionales tendrán en sus manos la estabilida­d del Gobierno.

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