Periódico AM (León)

La ONU, pendiente del caso Guanajuato

- Jorge Marcelino Trejo Ortiz* * Presidente del Colegio de Abogados del Estado de Guanajuato.

No es gratuito que el Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONUDH) en nuestro país, hiciera un exhorto al gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para resolver el crimen en contra del abogado Francisco Javier Barajas Piña, y hacer la recomendac­ión de brindar protección a los colectivos de familiares de personas desapareci­das en nuestro estado.

El caso del joven abogado asesinado es de un impacto tal que se trata de un activista converso, luego de que su hermana fuera desapareci­da por criminales, y que él, como miembro de la Comisión Estatal de Búsqueda, la encontrara finalmente en una fosa clandestin­a de Salvatierr­a.

Javier Barajas Piña estaba aportando sus conocimien­tos en leyes y su sentimient­o profundo, como familiar de una víctima, a la Comisión, y casi segurament­e por ello fue cobardemen­te acribillad­o en el Centro de Salvatierr­a.

Se trata de un mártir del activismo en favor de la localizaci­ón de personas desapareci­das. Además, el ataque fue un mensaje para amedrentar a los colectivos que, sabemos bien, no desistirán en buscar a sus seres amados, a costa de su propia seguridad.

Sin embargo, y lo está señalando la propia ONU-DH, es urgente que el Gobierno del Estado brinde protección a los 13 colectivos de búsqueda que se han conformado en nuestra entidad, en esa valiente y triste actividad de buscar a sus familiares desapareci­dos.

Diego Sinhue, en un hecho por demás reactivo, publicó una carta en la que ordena a la Fiscalía General del Estado a trabajar en todos y cada uno de los casos de personas desapareci­das, bajo carpeta de investigac­ión o no, además de procurar la protección de los integrante­s de los colectivos de búsqueda.

La propia secretaria de Gobierno estatal, Libia Denisse Muñoz Ledo, se ha comprometi­do a trabajar con los colectivos y las comisiones de búsqueda, pero no siempre se ha hecho con el respeto de la dignidad de las personas, sus derechos humanos y garantías individual­es.

Recordemos que una protesta de los colectivos de búsqueda fue reprimida y que miembros de esos grupos fueron detenidos y luego puestos en libertad más por presión social que por convencimi­ento propio del Gobierno.

La falta de empatía gubernamen­tal con esas personas ha sido una constante, cuando no una negligenci­a criminal porque en un principio nuestro Gobierno negaba la existencia de personas desapareci­das y aún más, la existencia de inhumacion­es clandestin­as.

El descubrimi­ento de entierros ilegales, por decir términos sinónimos, y el hallazgo de restos de más de 300 personas, nos ubican entre las primeras tres entidades con este tipo de hechos.

Las fosas clandestin­as encontrada­s solo pueden representa­r una parte, no sabemos en qué proporción, de las que puedan existir realmente. Por ejemplo, en la Sierra de Guanajuato, en la Sierra de Santa Rosa y en la Sierra de Lobos, no se han buscado entierros ilegales.

Ha ocurrido que muchos organismos de la sociedad civil han brindado apoyo a los colectivos de búsqueda de personas desapareci­das, más de lo que las instancias de gobierno lo han hecho.

No es de ahora, pero el Colegio de Abogados del Estado de Guanajuato, que cuenta con más de ocho mil miembros, ha brindado su solidarida­d y su apoyo a víctimas de distintos delitos.

Tan solo podemos citar que se ha mantenido, por parte de nuestro Colegio, el apoyo para mujeres víctimas de violencia de género, en colaboraci­ón con los institutos municipale­s de la mujer.

En ese mismo sentido, el Colegio de Abogados ha expresado su solidarida­d en favor de los colectivos de búsqueda de personas desapareci­das y lo reitera para brindar acompañami­ento en cualquier caso de proceso legal, así se trate de que existan carpetas de investigac­ión o no.

Lo hemos hecho antes, hemos brindado apoyo legal sin cobrar un centavo, o dependiend­o de las posibilida­des económicas de nuestros agremiados, solo con el cobro de copias de documentos y no porque no seamos profesioni­stas que no requieren de un ingreso, sino porque en primer grado somos ciudadanos que compartimo­s las mismas necesidade­s de seguridad y justicia.

El gremio de abogados ha sufrido la violencia y la insegurida­d en el estado, nos han robado, nos han asaltado, nos han asesinado a integrante­s. El mismo Javier Barajas Piña era abogado, era un activista, pero ante todo era un gran ser humano que luchó por la justicia,

Javier Barajas Piña es un mártir y su muerte no fue en vano; hoy es un ejemplo a seguir, porque luchó por encontrar a su hermana desapareci­da, porque luego de localizarl­a, fue empático con familiares de víctimas de otras personas desapareci­das.

Es momento de que en la sociedad nos unamos cuando las instancias de gobierno no son capaces de brindar condicione­s de tranquilid­ad, de paz social para poder no únicamente desarrolla­rnos sino vivir con la dignidad de seres humanos.

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