Cinco de los seis hombres de la unidad de patrulla Hippotrague, de Zakouma, fueron asesinados por cazadores furtivos de elefantes afuera del parque; el sexto se presume muerto. La familia de Idriss Adoum (segundo desde la izq.) siguió a un sospechoso hast
y regresaron en cuadrillas de ataque de menos de seis hombres. Se infiltraban en el parque para cacerías de un solo día.
Los hombres de la unidad Hippotrague suponían que todos los cazadores furtivos habían huido a casa. Pero, en lugar de eso, esa mañana estaban escondidos entre los árboles que rodeaban el campamento de los guardaparques. Los cazadores furtivos abrieron fuego y mataron a cinco de ellos. Un sexto guardaparques, un centinela joven, bajó corriendo por el cerro, desapareció y se supone que murió. El cocinero del equipo, también herido, recorrió 18 kilómetros para pedir ayuda. en Camerún. Establecieron un campamento y, en una embestida de cuatro meses, mataron hasta 650 elefantes. De acuerdo con Céline Sissler-Bienvenu, directora para el África de habla francesa del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales, quien dirigió un grupo dentro del parque después de la matanza, los cazadores furtivos muy probablemente pertenecían al grupo tribal rizeigat de Darfur. Estos tienen vínculos con los yanyauids, las milicias violentas apoyadas por el gobierno sudanés que cometieron atrocidades en Darfur. Asimismo, en 2013, cazadores furtivos sudaneses y chadianos estuvieron implicados en la carnicería de casi 90 elefantes –entre ellos, 33 hembras preñadas, así como crías recién nacidas– cerca de Tikem, Chad, no lejos de Bouba Ndjida.
El hecho de que integrantes del ejército sudanés intercambien armas por marfil con el LRA plantea interrogantes sobre los más altos niveles del gobierno sudanés. En 2009, Bashir se convirtió en el primer jefe de Estado en funciones del