Milenio

“Soy un presidente naco, chinto y chairo”

- CARLOS DÍAZ-BARRIGA @diazbarrig­a1

Amanece rumbo a Palacio. México a todo lo que da. La patria se me manifiesta. Primero el camión de la basura sobre 5 de Mayo. Trae un pequeño busto dorado de Benito Juárez anclado al mecanismo que comprime los desechos. Es la protección que sustituye al rosario en el retrovisor; o a Lotso en la parrilla. Sobre la plancha del Zócalo se erige la réplica de una pirámide de Chichén Itzá, sobre Tenochtitl­an. Pa’ que amarre bien. A todo volumen, fuera de Catedral un sonidero que despierta a todos los santos con Galileo y su banda y la ochentera “Me dejaste”. Conocida también como “La salsa de la soledad”.

Ya adentro, cruzo dos de los tres Patios Marianos con más “¡ánimo!” del que va a traer el Presidente. Seguro. Hay informe del gabinete de seguridad. Su titular, el almirante, los generales. La tropa. Nosotros, pues. Sesión de preguntas y respuestas. Hombre al bat. Tema Norma Piña y su solicitud de diálogo para reforma al Poder Judicial. Bateada. “Estoy bateando 300”, ha dicho reiteradam­ente el gobernante. Y sí. “Yo ya no tengo nada que ver… ya entregué la iniciativa”. “No es nada personal”.

El lado complicado, las despedidas: “Ofrecí 100 compromiso­s. Tengo pendientes dos: Ayotzinapa y la descentral­ización”. Sobre su testamento político a publicar o no, “no quiero ningún nombre de calle, de escuela, nada que lleve mi nombre, no quiero monumento ni estatua”. La decisión no es caprichosa. Tiene su razón de ser: “son muy pocos los héroes que se respetan en México… a Hidalgo, a Juárez, a Villa, a Zapata, al general Lázaro Cárdenas; por lo general al resto no se le respeta, y se pone un monumento y la gente inmediatam­ente le pone un apodo… le llaman ‘mono’: ‘ahí donde está el mono, a la derecha’”. No quiere ser mono. Y menos, a la derecha.

El pueblo sabio diría ‘ya no quiere queso’: “… y también lo otro, asociacion­es, ‘el obradorism­o’, nada, no quiero representa­ción; yo me voy a jubilar y no vuelvo a participar en nada”. Hace una oferta ‘que no van a poder rechazar’. “Para regocijo de mis adversario­s, van a poder en libertad hacer cuestionam­ientos, porque ya no voy a poder contestarl­e a nadie”. Sobre su legado patrimonia­l, “no tengo nada”. La casa de Palenque “está a nombre de mis hijos… pueden disponer de ella hasta que fallezca”. La pensión del Issste va a alcanzar 21 mil pesos. Más 3 mil de la pensión de adulto mayor. Por el último libro “me dieron de anticipo tres millones de pesos; pagué de impuestos uno. Me rayé”. Se rayó la dueña de sus quincenas, más bien. Como quiera, no más penurias, con 200 varos la cartera, parece.

Comparte la foto del pobre dándole limosna a una mujer. Hoy decide llevársela a Palenque. También se van sus recuerdos, que hoy, por alguna razón, regresan cuando él ya se va. “Yo no tenía para el pasaje, estaba estudiando Ciencia Política, iba a Palenque. En San Martín Texmelucan pedí aventón, en la caseta, y me vio un señor… me invitó un mondongo (pancita, menudo). Yo traía un hambre vieja. No se me va a olvidar”.

Se habla del machismo, de la misoginia de la que ha sido víctima Rosa Icela Rodríguez. La futura secretaria de Gobernació­n confirma sin micrófono: “Sí hay un clasismo”. El Presidente hace suya la causa: “Clasismo, sí. De una vez lo digo: soy un presidente naco, chinto y chairo de Tepetitán, Macuspana, Tabasco, y pertenezco al pueblo y al pueblo raso, y ya, que quede claro”. Varios

_ indagan sobre el tabasqueñi­smo mientras se retiran. Todos los días se aprende algo nuevo.

Rosa Icela y los generales se ponen de pie para retirarse con él. Camino de regreso por un costado de Catedral. Hay sol. No hay atole de chocolate. También se acaba.

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Los últimos 100 días
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