BORAT ESTÁ DE VUELTA “SI NO VOTAN, EJECUCIÓN”
Sacha Baron Cohen aplica el humor negro a la delirante política
“Qué es más peligroso, ¿este virus … o los demócratas?”, pregunta el conductor de televisión Borat a sus nuevos amigos, un par de sureños descritos como rednecks, quienes, sin dudarlo, responden “¡Los demócratas!”, comenzando a comentar teorías de conspiración que pueblan las redes sociales en Estados Unidos (y que han provocado, entre otras cosas, el veto de Facebook al grupo secreto QAnon), con ideas tan absurdas como creer que el “estado profundo” está habitado por pedófilos o que Bill y Hillary Clinton son, literalmente, “come niños”.
La escena impacta porque las dos “víctimas” de Borat son sumamente amables e incluso le dan asilo cuando, al inicio de la pandemia, no tiene en dónde refugiarse. Pero esto solo lo cuento porque está en los avances del regreso del personaje de Sacha Baron Cohen, el inefable y racista Bora Sagdiyev, conductor de la televisión kazaja, que es muy difícil de reseñar sin arruinarlo con spoilers. Pero lo intentaremos, porque guste o no su comedia extrema, el británico y su personaje más famoso han regresado para ser parte de este momento histórico en el que se incluye la pandemia, que no estaba considerada cuando se inició el proyecto, lo cual dota a la película de una atmósfera extrañamente coyuntural a partir de la sátira más despiadada.
Película posterior de Borat: entrega de un soborno prodigioso al régimen estadunidense para beneficiar una vez a la gloriosa nación de Kazajstán, es el larguísimo título de la secuela de la película que en 2004 impactó al mundo por su frontal humor negro y, sobre todo, por la capacidad del actor y comediante de hacer que la gente mostrara sus más horribles facetas frente a las cámaras. Y aunque parecía imposible que el personaje pudiera regresar y efectivamente engañar de nuevo a tantos, con su “periodismo de estado”, Baron Cohen encontró la forma de hacerlo incluso con Rudolph Giuliani, amigo y abogado de Trump y ex alcalde de Nueva York. ¿Cómo lo hizo? Con mucho ingenio y con el apoyo de su “hija”.
Hay que recordar que cuando Baron Cohen tuvo su primer gran éxito internacional con la película Borat (el personaje ya existía con mucho éxito en la televisión británica, con el Ali G Show de Cohen), las autoridades de Kazajstán se indignaron profundamente. Y cómo no, la hizo quedar como una nación de pedófilos, misóginos y antisemitas
Baron Cohen incluye en su película escenas comprometedoras de Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York y amigo y abogado de Trump
ignorantes, y es que el sentido del humor que maneja este hombre no es necesariamente para todo mundo. Varias personas en las comunidades judías, y en su momento incluso de la Liga de Antidifamación de estas comunidades, lanzaron quejas muy fuertes por el hecho de que Borat considerara, dentro de su educación rupestre, que el Holocausto era una fiesta nacional. En la actualidad, Baron Cohen trabaja de la mano con ellas en la campaña Stop Profit for Hate, buscando que se dejen de compartir mentiras y odio en las redes sociales.
Lo cierto es que, en su momento, muchos lo defendimos entre carcajadas, comprendiendo que la víctima del chiste era el agresor y no el agredido. Pero hace década y media ya estábamos discutiendo qué se
podía decir y qué no. ¡Imaginen ahora! El hecho de que Borat hablaba y sigue hablando, prácticamente en un perfecto hebreo, haciéndolo pasar por kazajo, solo hizo el chiste más irónico y sí, tal vez más ofensivo para quien se quiso ofender. Pero quienes lo vimos como una denuncia extrema y sin concesiones contra el odio, la ignorancia y la discriminación celebramos mucho este regreso, uno que ya se puede ver en el mundo entero por Amazon Prime.
¿Cómo logra regresar Borat?
Así que recapitulemos. El personaje de Borat regresa a Kazajstán después de hacer su primera película y es enviado al gulag (campo de concentración) por haber humillado a su gloriosa nación. Así que después de catorce años de trabajos forzados es llamado por su gobierno para una misión: lograr que “el supremo líder que ha hecho a América grande de nuevo”, Donald Trump, aprecie también la grandeza de Kazajstán. Para eso le lleva un regalo al vicepresidente Mike Pence, pero después de una serie de tremendos tropiezos e incomprensibles encontronazos con gente real en el camino, este acaba convirtiéndose en el ofrecimiento de su hija, Tutar, a Rudolph Giuliani, como ofrenda para el régimen. Lo que ocurrió a partir de eso, bien podría significar el fin de la carrera política de este hombre, quien irónicamente era un héroe nacional en los tiempos del 9-11.
Tutar, interpretada por la actriz búlgara, Maria Bakalova, no podría estar más feliz, porque creció escuchando cuentos de hadas sobre “La princesa Melania”, quien tiene la gloriosafortunadevivirenunajauladeoroy eso es lo que ella más desea en el mundo.
Ese solo es el punto de partida, y si bien la noticiayrespuestadeloqueocurrióconGiuliani y Tutar, en un encuentro que sin duda sucediódeciertaforma,seadelantóaesteestreno, hay muchas más cosas que harán que uno suelte el grito ya sea de la carcajada o la impresión al ver lo que parecía el imposible regreso de Borat. Pero lo hizo, y lo hizo muy
bien. No quiere decir que a la gente le vaya necesariamente a gustar su humor o que no esténalgunascosasmanipuladasenedición. Perosinlamenordudalograsucometido:“Si eresmujeryvotasporestetipo,esperoloque sepasquésignificaesoparatugénero”,ledijo al New York Times el actor. Y vaya que deja mucho en que pensar.
La cinta también expone lo más absurdo de la izquierda más extrema que en estos tiempos seguramente enloquecerá, al no saber cómo conciliar que el humor más políticamente incorrecto del mundo sea la forma más certera de atacar a la derecha extrema, pero principalmente está aquí para lograr lo que aparece en los créditos de la película: “Ahora voten …. o serán ejecutados”.
Borat es llamado por su gobierno para una misión: hacer que “el supremo líder que ha hecho a América grande de nuevo” aprecie la grandeza de Kazajstán