“Estoy orgulloso de los enemigos que tengo”
George Soros
Es el hombre que une a la extrema derecha americana con la extrema izquierda europea; que conecta a Vladimir Putin en Rusia con Vox en España y al régimen chino con Viktor Orban en Hungría. George Soros, inversor y filántropo, a punto de cumplir los 90 años, mantiene intacta la mirada viva, la agudeza analítica y la ironía que siempre le ha caracterizado.
Unos le acusan de querer llenar Europa de inmigrantes musulmanes para así diluir las raíces cristianas de Europa; otros de querer destruir la UE para imponer los valores del neoliberalismo anglosajón. Le pregunto por esa capacidad de concitar una fobia de proporciones mundiales( recientemente fue des activado un artefacto explosivo en el buzón de su portal). «Estoy muy orgulloso de los enemigos que tengo », responde sonriendo .« Mitrabajoyel de mis fundaciones consiste en promover y reforzarlas sociedad es abiertas así que eso me dice que estamos haciendo algo bien». «Aunque concluye, irónico, que «el inconveniente es que quizá tenemos demasiados enemigos».
Así es George Soros, un hombre que extrajo de la supervivencia a la ocupación nazi de Hungría casi todas las lecciones vitales que le han permitido construir una vida de éxito tanto en el mundo financiero como en el de la filantropía. Todavía hoy, Soros representa la encarnación más visible de las ideas del filósofo austríaco Karl Popper. Sus fundaciones se llaman Open Society en homenaje a uno de los grandes pensadores no solo de la libertad, sino de su fragilidad y, por tanto, de la necesidad de defenderla infatigable y continuamente.
Soros todavía disfruta hablando de los dos conceptos (reflexividad y falibilidad) que han constituido su filosofía de vida. En su mundo, la verdad es algo que nadie posee y que tenemos que descubrir interrogando a la realidad con la ayuda de nuestros principios y valores.
Converso con él por video conferencia, él desde Nueva York, yo en Madrid. Nos conocemos desde hace algo más de una década, cuando junto con Martti Ahtisaari (nobel de la Paz), Joschka Fischer, Emma Bonino, Javier Solana, Diego Hidalgo, Ana Palacio y otras personalidades impulsó la creación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), un centro de pensamiento dedicado a lograr que Europa hable con una sola voz y unida en defensa de sus valores y principios, y cuya sede en Madrid acepté dirigir. Es solo una pequeña parte de una actividad filantrópica que se ha materializado hasta la fecha en la donación de 32,000 millones de dólares a organizaciones relacionadas con la promoción de la democracia, la protección de los derechos humanos, la libertad de pensamiento y expresión, el periodismo, la justicia, los refugiados, así como la lucha contra la discriminación de colectivos como el romaní, o LGTBI.
Su primera donación, en 1979, fue becar a jóvenes surafricanos para que pudieran estudiar y superar las barreras del apartheid. Luego apoyó a la oposición húngara, también con un programa de becas, y con máquinas ciclostil para imprimir sus samizdats, una compra con la que, recuerda divertido, consiguió ganarle dinero al régimen comunista por su absurda política de cambio. Y de ahí siguió una red global de fundaciones presen
Tras hacerse rico como inversor, el magnate dedica su fortuna a promover la sociedad abierta
Representa la encarnación más visible de las ideas del filósofo austríaco Karl Popper
«Ni yo ni Open Society hemos adoptado ninguna posición sobre la independencia de Cataluña»
tesen parte de los procesos de cambio democrático y transformación social vividos desde entonces; también en los procesos de construcción de un orden multilateral más justo, basado en reglas, y de la solución pacífica de conflictos.
En España, la mecha Soros, que en tiempos estuvo en manos de la izquierda por su papel en la devaluación de la libra esterlina y, como consecuencia, de la peseta, ha prendido gracias al activismo deVox, que ha importado y adaptado los mensajes y técnicas de la extrema derecha estadounidense. El resultado es un cóctel en el que se mezclala agitación en las redes sociales; la desinformación y noticias falsas difundidas por pseudomedios digitales; analistas que viven de los platós del in fo entretenimiento; y, por último, panfletos y libelos (como Soros: rompiendo España) en el que no solo se le acusa de financiar y apoyar la secesión de Cataluña, sino de haber logrado infiltrar la sociedad española hasta el punto de lograr alto tan meritorio como, supuestamente, tener bajo su influencia a personajes tan dispares como Federico Jiménez Losantos,
Gonzalo Boyé, el abogado de Puigdemont, o el diario El País.
La acusación de haber apoyado y financiado la secesión catalana no es nueva, pero sí reveladora del funcionamiento de este tipo de campañas. Un ejemplo es Hungría, donde Orban no solo ha alentado el odio a Soros con un referéndum en torno a su figura, sino acosado hasta el cierre a la Universidad Centroeuropea, dirigida por Michael Ignatieff. En el caso español, no solo no hay evidencia de que Soros apoyara la secesión de Cataluña, sino que como ha quedado acreditado, fue Rusia quien, en connivencia con los secesionistas y en línea con las campañas que ha seguido contra otras democracias, interfirió con sus medios oficiales, redes sociales y otros aliados, como Julian Assange y Edward Snowden. Todo ello con el objetivo de debilitar a un miembro clave de la UE y de la OTAN en un momento en el que su intervención militar en Ucrania y la anexión ilegal de Crimea estaban en el centro de la atención internacional.
Es una acusación que Soros, a quien caracteriza la transparencia
sobre las causas que apoya, ya desmintió en su momento vía un comunicado de su fundación y una detallada réplica de su director. En nuestra conversación, le vuelvo a preguntar sobre la cuestión: «Es por completo por falso que estemos promoviendo el nacionalismo cuando en realidad estamos a favor de la cooperación internacional. Ni yo ni la Fundación Open Society hemos adoptado ninguna posición sobre la independencia de Cataluña. Es una acusación falsa».
En nuestra charla, Soros no solo recuerda que su compromiso con la integración europea se remonta al nacimiento de las propias instituciones europeas («he sido testigo del desarrollo de la UE desde los tiempos de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero hasta que se convirtió en la actual Unión; considero a la UE la representación del concepto de la sociedad abierta a escala europea»), sino que lo justifica en tanto en cuanto los ideales en los que se sustenta el proceso de integración europea encajan con el proyecto de sociedad abierta que ha inspirado toda su actividad filantrópica.