Cambiará poco, casi nada, con la nueva normalidad
La nueva normalidad no es ir saliendo poco a poco y con precaución de nuestros hogares para encontrar trabajo. La nueva normalidad es que se vaya AMLO, que se quede, decir que te odio, hacerte ver que cualquier cosa que digas o que hagas va a estar mal. Y no importa si eres el presidente, una eminencia o parte de mi vida. No te soporto. No te creo. Todo estaría mejor si no estuvieras donde estás.
Si usted era de las personas que suponía que después del encierro la humanidad se iba a volver más amorosa, respetuosa y ecologista, qué pena me da su caso. Después de tantos días, semanas, meses de reclusión, lo menos importante es el amor. Lo menos importante es el respeto. Lo menos importante es el planeta.
Hay que sobrevivir, hay que ganar esta batalla, y si para ganar hay que pasar por encima de alguien, perfecto. Vamos con todo en el rencor. Bienvenido el desenfreno, el crimen y el vicio. Bienvenidas las protestas, los bloqueos y la destrucción. Bienvenidos los golpes, los insultos y las calumnias. Después de todas estas pérdidas, de todo este sufrimiento, nada ni nadie nos va a volver a contener, a limitar.
De nada sirvió haber sido buenos, cumplidos y educados. De nada sirvió haber apostado por un cambio. De nada sirvió haber tenido esperanzas.
La pandemia nos atacó igual. Nos quitó gente. Nos quitó dinero. Nos condenó. Y la culpa no es nuestra, es de los demás. De los que no supieron reaccionar a tiempo, de los que tomaron las peores decisiones, de los que nos corrieron.
Laculpaesdelosquenorespetaron la cuarentena, de los que no siguieron las recomendaciones, de los que no dicen la verdad. Nosotros somos los únicos que tenemos la razón, los únicos que entendemos, los únicos que sabemos hacer la cosas.
La nueva normalidad somos nosotros y lo único que vale la pena es lo que estuvo a nuestro lado en estos días tan terribles. Por supuesto, no hablo de nuestras familias. Hablo de nuestros dispositivos, de nuestras plataformas y de nuestras redes sociales.
A ellas sí las queremos porque hacen lo que les decimos, porque dicen que nos aman y porque nos dejan ser. No nos juzgan. No nos limitan.
Por eso podemos andar en calzones y presumirlo. Por eso podemos decir groserías y sentirnos orgullosos, poderosos. Por eso les creemos más a ellas que a cualquier cosa real. Por eso compartimos todo lo que nos mandan.
La nueva normalidad no es lo que usted pensaba que iba a ser cuando nos pidieron que nos encerráramos para protegernos del covid-19. La nueva normalidad es este periodo de rabia donde van a hacer explosión todas las emociones que se acumularon desde que inició la cuarentena. Y toda esta frustración, todo este dolor son ya una mina de oro para el oportunismo ideológico, político y comercial.
Así como una persona que estuvo aislada durante mucho tiempo se tiene que rehabilitar, se tiene que readaptar, antes de volver a la realidad, urge que nos rehabilitemos, que nos readaptemos, antes de pretender que esto vuelva a ser como en febrero.
Si no lo hacemos, aquí va a pasar algo muy feo, algo exactamente tan terrible como la epidemia de odio, violencia y manipulación que ya comenzamos a ver en los medios, las redes y el mundo real. ¡Cuidado!
Urge que nos readaptemos antes de pretender que esto vuelva a ser como en febrero...