Milenio

La Champions sin el Manchester City

- ROMÁN REVUELTAS RETES

Lo del Manchester City, el tema de que doña UEFA va a dejar al club británico fuera de la Champions durante dos temporadas enteras, aparte de recetarle una multa de 30 millones de euros, como que no se entendíamu­ybien.¿Quéhiciero­nenelclub,porDios,paramerece­r tan descomunal castigo?

Pues, miren ustedes, hay algo que en la lengua de Shakespear­e se llama fair play y que suele referirse al juego limpio en la cancha, una suerte de rectitud que los futbolista­s debieren cultivaren oposición alas prácticas sucias que acostumbra­n los más ladinos, ya saben ustedes, las pata ditas arteras, los goles metidos con el antebrazo, los penales fingidos y toda esa galería de trucos que tanto desvirtúan el balompié pero que se remontan, pues sí, a sus innegable orígenes barrio bajeros.

Pero, qué caray, los sabuesos del máximo en te del fútbol europeo no estaban castigando eso—es tarea de los señores árbitros, después de todo, y las sanciones, en el caso de merecer las los jugadores más rijosos, las determinan las menta das comisiones disciplina­rias, o como se llamen— sino que se referían a otro juego limpio, a saber, un tal fair play financiero.

Primera noticia, oigan, aunque sabemos que el mundo del

La cuestión es informar los ingresos reales de un club para entonces justificar los gastos

fútbol mueve cifras colosales, ni más ni menos que 42 mil millones de dólares al año, según el prestigios­o semanario The Economist, y que está absolutame­nte plagado de corrupción. Para mayores señas, ahí tenemos el próximo Mundial, otorgado de la manera más sospechosa por la FIFA a Qatar siendo que es uno de los lugares del planeta menos apropiados para jugar partidos de fútbol (50 grados de temperatur­a en el verano pero, bueno, ya se va a jugar en noviembre y diciembre).

La cuestión con el juego limpio financiero es informar de los ingresos reales de un club para entonces justificar los gastos que le permiten ser más competitiv­o frente a los demás. Y, bueno, parece ser que los dueños del Manchester City inflaron algo las cifras. Son de los Emiratos Árabes, por cierto, en particular Mansour bin Zayed, miembro de la familia real de Abu Dhabi. Gente riquísima (dos mil millones de euros gastados nada más en fichajes). Por una vez, le doy la razón a nuestro presidente: el dinero te hace mañoso.

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