Milenio

“En mi época el bullying se arreglaba a la salida de la escuela

El director de Bomberos de Nuevo León inventó de niño un método defensa que consistía en tirar golpes, arañazos y mordidas: era la forma de sobreponer­se a la baja estatura y la miopía; es amante de la pesca, la fotografía y el futbol americano

- CÉSAR CUBERO NUEVO LEÓN

De niño, Sergio Alejandro Zúñiga Alarcón, nacido en Monterrey, Nuevo León, el 24 de abril de 1963, gustaba de ir en en bicicleta hasta la rampa del Hospital Universita­rio para ver las ambulancia­s. En secundaria, por usar lentes y ser “chaparro”, tuvo que desarrolla­r un estilo para pelear y defenserse de los abusos; en tanto, la preparator­ia fue el parteaguas de su vida por ser la época en que decidió dedicarse a servir al prójimo. Así lleva 40 años.

Menor de cinco hermanos, dos hombres y dos mujeres, “casado, divorciado y vuelto a casar”, con cuatro hijos y sin temor a ser abuelo, el director del cuerpo de Bomberos de Nuevo León tiene en la pesca uno de sus principale­s pasatiempo­s, aunque lamenta que espacios para esa actividad hayan desapareci­do en el estado.

También fue técnico en urgencias médicas en la Cruz Verde de Monterrey; laboró en la Academia de policía, en la Policía Judicial, en Seguridad Pública del estado, además de desempeñar­se como director en diferentes corporacio­nes de policía y Protección Civil municipale­s.

¿Qué lugar tenías en la fila?

Siempre fui de los últimos por el apellido, pero cuando se hacían por tamaño, era de los primeros, por chaparro.

¿Practicaba­s deporte?

Me entusiasma­ba mucho el beisbol. Enfrente de mi casa estaba la Liga de Beisbol Obispado. El futbol lo practiqué en la primaria y secundaria; en futbol americano jugué de ala abierta en Vikingos, siempre con el 66. Tengo un gran cariño y afecto por don Roberto Hernández Jr., que era mi vecino en Mitras Centro, ya que él fomentó mucho el americano y es de los pilares de este club.

Siendo chaparrito, con lentes,

¿eras víctima de bullying?

Sí, claro. Pero era un asunto que se arreglaba siempre afuera de la escuela, ‘afuera te veo’, nos decíamos. No crecí con ningún problema psicológic­o, al contrario.

¿Nos iba bien a la salida? Era... tenía un sistema de pelea que concretame­nte era aventar golpes y patadas, rasguños y mordidas, lo que podía. No era un estilo muy limpio; éramos niños, una muy bonita etapa.

¿Cuáles son tus principale­s pasatiempo­s, los que más disfrutas fuera de tu parte laboral y familiar?

Me gusta mucho la fotografía, la pesca y la lectura. También ver los juegos de futbol americano y soy un poco cinéfilo.

Vámonos primero con la pesca, ¿tienes lancha?

No.

¿Adónde te gusta pescar?

En las presas de la localidad las regulares son la de La Boca, pero nunca saco nada, y la del Cuchillo. De repente nos damos descolgada­s a la Juventud; a Cerro Prieto he ido, pero no he tenido suerte. Pero aunque se vaya uno a hacer güaje y a tomarse un par de cervecitas, hay veces que te regresas sin nada, pero regresas con otro chip, más relajado, siempre es agradable.

¿En cuál sí has tenido suerte? En la del Cuchillo: robalitos de dos y medio, tres y medio kilos. He tenido la oportunida­d de ir a Manzanillo, Mazatlán y Puerto Vallarta; igual le hemos tirado al marlin y no hemos tenido suerte, pero hemos sacado atún, dorado...

¿Tu mejor pieza en la historia? Un atún. No íbamos sobre el atún, íbamos sobre un pez espada, pero no enganchamo­s nada. Fue un atún con el que me entretuve casi una hora, muy agotador, un atún de más de 20 kilos, no muy grande pero sí bastante fuerte.

¿La pesca es sobre todo un tiempo para reflexiona­r, para estar con uno mismo?

Claro. Desgraciad­amente aquí teníamos de escape... durante muchos años tuve en la cajuela del carro un equipo de pesca sencillito, mi cajita con un par de cañas, y me iba al Lago Escondido, por San Jerónimo, pero desapareci­ó. Otro más que también extraño es el lago para pescar en el Parque Niños Héroes, y otro más en Juárez, Nuevo León, muy bonito, pero desapareci­ó. No sé qué pasa, ahora en lugar de ir fomentando y creciendo este tipo de actividade­s nos las están quitando; creo que eran unos lugares de esparcimie­nto familiar muy bonitos, ojalá en un futuro las administra­ciones del estado o municipale­s puedan otra vez hacer lo mismo, porque nos hacen mucha falta ese tipo de lugares.

¿Te da miedo ser abuelo?

No soy, pero no tengo miedo a esa etapa. Creo que no voy a ser un abuelo de los que sirva de guardería paraquelos­hijosconti­núensuvida; creo que soy más de los ‘ya eres papá, qué bueno, ahora cumple con tu obligación’.Estoysegur­odequevoy a entregar mucho amor, pero seré unabueloqu­econsienta­yquechifle a niños. Por ese lado soy de carácter reacio, un poco cuadrado, enérgico, duro en mi forma de ser.

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ESPECIAL “No tengo miedo a ser abuelo, pero tampoco me convertiré en guardería”.
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La saga la recuerdo siempre y la vemos con mucho cariño.
¿Cuál es tu película favorita? Star Wars. La saga la recuerdo siempre y la vemos con mucho cariño.

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