“Me apasionan las lecturas de aventura, viajar por el mundo y el rock de los 70”
Héctor López Santillana
El alcalde de León soñaba con ser bombero, piloto aviador, futbolista o basquetbolista; siempre ha sido hábil para los negocios, característica que lo llevó a ocupar diferentes cargos públicos, entre otros, la gubernatura
Héctor López Santillana (Monterrey, 1957) ha sido un trotamundos; de pequeño soñaba con ser bombero, piloto aviador, futbolista y basquetbolista, pero terminó como alcalde de León, cargo para el que fue reelecto, lo que lo convierte en un político único en su tipo.
¿Cómo fue su infancia?
Nací en Nuevo León pero, por el trabajo de mi padre, pasé parte de mi infancia en Guatemala, luego en Puebla y en 1968 llegamos a León. Me he desarrollado en un entorno que valoro después de vivir en otras partes.
Desde pequeño fui muy inquieto, trabajo desde los 14 y toda mi vida he practicado deportes, hasta la fecha me mantengo activo; me gusta el basquetbol, y al tiempo que trabajaba y estudiaba, me involucre en actividades de comercio internacional, eso me llevó a recorrer buena parte del mundo y a relacionarme con inversionista de todo tipo. Esa característica le llamó la atención a Luis Ernesto Ayala cuando era presidente municipal de León y me invitó a asumir la responsabilidad de la dirección de Fomento Económico en 2000, y esa situación me llevó del municipio a la Secretaría de Desarrollo Económico estatal, y posteriormente a la Secretaría de Gobierno, y luego a la gubernatura de Guanajuato como sustituto por seis meses, y a partir de 2015 encabezo la alcaldía de León. ¿Cuando era un niño, qué quería ser?
Quería ser bombero, piloto aviador, defensa de futbol, nunca me llamó la atención ser delantero; a los 14 años ya tenía la estatura que tengo hoy y eso me llevó a meterme al basquetbol, que fue mi pasión toda mi juventud, incluso ya casado y con hijos lo seguía practicando. En el basquetbol conocí conceptos de trabajo en equipo y de disciplina que me sirven en mi quehacer como servidor público. ¿Cómo fue su acercamiento a la política?
Estaba muy involucrado en los negocios, en las áreas comerciales. Eso le llamó la atención al entonces alcalde Luis Ernesto Ayala para hacerme titular de Fomento Económico; él fue quien me invitó a salirme del sector de los zapatos, donde nos conocimos, para venirme al servicio público.
Fue algo natural, estaba acostumbrado a negociar con empresarios e inversionistas internacionales, literalmente me la vivía en el avión y esa característica fue la que Luis Ernesto vio útil para su proyecto.
La parte que me resultó más compleja fue la de pasar de ser secretario de Desarrollo Económico a alcalde, estaba muy especializado en la parte económica y ahora hay que estar atendiendo todos los retos en materia de seguridad, movilidad y sustentabilidad. Ser alcalde es el mayor reto que he tenido en mi vida profesional, pública y privada, pero sin duda es el más emocionante y gratificante. ¿Qué libro lo ha marcado? Son varios, uno de ellos Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que habla de una sociedad en donde todos contribuyen a través de un modelo muy planificado para construir una sociedad feliz, ese libro me dejó muchas reflexiones. Otro es El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, así como los del pirata Sandokán, que incluso ya cuesta trabajo encontrarlos. Desde niño me apasionan las lecturas de todo tipo, recientemente los de historia, los que hablan de la no oficial, por decirlo así. ¿Cuál es su música favorita? Me gusta variada, desde clásica instrumental, pasando por el pop, hasta el rock de los 70; soy muy malo para la rutina, me encanta y admiro la variedad, la pluralidad en todos los temas, en las personas, por eso me gustan tanto las relaciones internacionales, la mejor manera de amar a México es viajando al extranjero. ¿De quién es fan?
Si hay algo que evito como concepto es el fanatismo, no soy fanático de nada, ni en el ámbito económico, ni en el político, ni en el religiosos; los fanatismos nos impiden apreciar la riqueza que hay en nosotros; sin embargo, sí soy admirador, por así decirlo, de Joan Manuel Serrat, quien me marcó durante mi adolescencia. ¿Por qué lo marcó?
Hay una pieza que refleja mi filosofía personal: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar...”, creo mucho en la posibilidad del hacer camino al andar. ¿Qué persona lo inspiró en su juventud?
Mi abuelo materno, era charro y conviví mucho con él, me enseñó a no darme por vencido; mi entrenador de basquetbol también me marcó mucho, así como un sacerdote jesuita, Miguel, todavía somos amigos. ¿Cómo pasa su tiempo libre? Soy abuelo y la mejor manera de desconectarme de todo es con mis nietos. ¿A qué se dedicaría si no fuera político?
Me encanta la educación, durante 18 años fui maestro universitario, me encantaría regresar a las aulas, pero no sé si el cambio y la evolución tecnológica me lo vayan a permitir.