Milenio

Los problemas de la cuentístic­a

"México nos ha dado muchos relatos, autores, literatura”, dice uno de los fundadores del sello editorial

- JESÚS ALEJO SANTIAGO CIUDAD DE MÉXICO

Hace poco más de dos décadas, Juan Casamayor y Encarnació­n Molina se lanzaron a una aventura editorial un tanto compleja: crearon el sello Páginas de Espuma, pero con la idea de que primaría el cuento dentro del catálogo, un género un tanto abandonado por los grandes sellos editoriale­s.

En este años celebran dos décadas de existencia y lo hacen con la intención de comenzar el festejo en México, como un mercado fundamenta­l no solo en las ventas, sino en la presencia de autores dentro de su catálogo, lo cual también ha contribuid­o para valorar lo que se ha hecho hasta aquí.

“Me ha interesado empezar a celebrar los 20 años en Latinoamér­ica, en particular en un país que nos ha dado tanto como México: nos ha dado muchos cuentos, autores, literatura… nos ha devuelto todo lo que hemos intentado dar con creces”, asegura Juan Casamayor, un editor convencido de la necesidad de rendir una especie de homenaje a una

tradición: la creación literaria en español en torno al cuento.

“Esa es una realidad palpable: si uno valora la literatura en español a lo largo del siglo XX se va a tropezar constantem­ente con grandes cuentistas, con grandes libros de cuentos. El cuento ha sido una base indispensa­ble para entender la literatura más importante del siglo XX”.

En ese sentido, el fundador del sello asume la presencia de Páginas de espuma, como editorial especializ­ada, como parte del camino que ha hecho el cuento en español, pero desde un punto de vista de la industria del libro: el cuento en español goza de una salud y de una tradición extraordin­aria.

“Si en el año 1999 me dicen que en 2019 estaría haciendo una entrevista con un periodista mexicano, no lo hubiera creído. Es decir, ha sido un proceso que se ha ido construyen­do de manera lenta, pero constante: Páginas de Espuma ha ido creciendo con una filosofía y un concepto, siempre partiendo de nuestra columna vertebral, que es el cuento, pero con una ampliación de horizontes de dos orillas geográfica­s y simbólicas, uno de los ejes que ha ido creando el catálogo”.

Más aciertos que errores

Mencionar a los autores que conforman su catálogo sería mencionar a un gran número de escritores en lengua española, pero también en otros idiomas, porque uno de los propósitos de Páginas de Espuma ha sido ofrecer un panorama de lo que ha significad­o el género en otras tradicione­s literarias.

“Lo que más puede poner un editor sobre la mesa es su catálogo. Como diría el editor de Pretextos, Manuel Borrás, es el libro que escribimos los editores. Visto a la luz de dos décadas, creo que el catálogo de Páginas de Espuma ha acumulado más aciertos que errores, de lo contrario no estaríamos hablando aquí”.

Si bien hace algunos años se habló de la desaparici­ón del editor en “No es que el cuento no se venda, es que a lo mejor no se ha querido vender”. Son palabras del editor del sello Páginas de Espuma al reflexiona­r sobre las razones por las cuales los grandes grupos editoriale­s desconfían del cuento, más allá de que sean textos para leerse de manera rápida: “de hecho, a lo largo de estos 20 años, hemos asistido a un crecimient­o de lectores de cuento y ahora, tanto la edición independie­nte como los grandes grupos editoriale­s, están publicando más cuentos que hace 20 años”, dice convencido el editor madrileño Juan Casamayor. su forma tradiciona­l, ya no digamos cuando se auguraba el fin del libro en formato impreso, se trata de una forma que goza de buena salud, “el libro electrónic­o no termina de cuajar, y te lo digo como editor de un catálogo importante digital, que está en la media de ese cinco por ciento que supone el libro electrónic­o para su editorial”.

“Creo que la figura del editor es indispensa­ble. Siempre va a haber alguien que quiera contar una historia y siempre habrá alguien que la quiera escuchar, mientras ese acto único e irrepetibl­e que es el contar y recibir una historia, alguien va a iluminar las historias que más le han interesado y va a intentar difundirla­s y participar de esa pasión lectora, que es lo que es un editor”.

De alguna manera, un editor amplifica su pasión lectora, su pasión por las historias. Esa figura siempre va a existir, porque la desarrolla “involuntar­iamente cada ciudadano y cada ciudadana cuando contamos lo que nos ha pasado, por lo tanto la figura del editor —no sé en qué soporte, ni en qué punto del universo— pero seguirá existiendo”, en palabras de Juan Casamayor.

El cuento es una base esencial para entender la literatura del siglo XX

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