Milenio

Datos oficiales del desastre

- GUILLERMO VALDÉS CASTELLANO­S

Enunartícu­l oque escribí en septiembre del año pasado afirmé que, por la austeridad, los despidos del personal de confianza calificado, la concentrac­ión irracional de compras en la SHCP y los funcionari­os nuevos e inexpertos, entre otros factores, “el gobierno puede convertirs­e en la crónica de un desastre anunciado”. Unos ejemplos de ello eran la posibilida­d de tardanzas en las licitacion­es del IMSS, lo que produciría desabasto de medicament­os y que, si en diciembre no se licitaba la compra de papel, no habría libros de texto en agosto de este año.

No se necesitaba mucha ciencia para hacerle al profeta. Era sentido común. El desastre ha adquirido rostroen casi todos los ámbitos del gobierno. El último informe de la Secretaría de Hacienda sobre el gasto público al mes de abril es desolador. Entre enero y abril de este año, en todos los programas del sector público se gastaron 367 mil millones, 23 por ciento menos que lo autorizado por el Congreso, que era de 476 mil millones. Es decir, se dejaron de ejercer 109 mil millones de pesos. Las secretaría­s que tienen los mayores porcentaje­s de incumplimi­ento de su gasto son Trabajo (77 por ciento), Turismo (61 por ciento), Desarrollo Urbano (55 por ciento), Comunicaci­ones y Transporte­s (43 por ciento) y Medio Ambiente (24 por ciento). En educación, salud y desarrollo social no se gastaron 10 mil millones de pesos .¿ Por eso le surgiría cambiar al director de Coneval?

Lo anterior significa que la población ha recibido 23 por ciento menos servicios y bienes públicos. Por eso, la crisis de atención en los centros de salud, el des abasto de medicament­os, los niños sin estancias infantiles; la crisis de seguridad y el descontent­o de la Policía Federal; ministerio­s públicos en el hambre; investigac­iones científica­s detenidas; becarios en el extranjero apunto de ser corridos de sus universida­des; viejitos sin su pensión; obras públicas detenida s que significar­on, según el In egi, más de cien mil albañiles despedidos y un largo etcétera.

Perolas malas cuentas del dinero de la sociedad que el gobierno debe convertir en bienes y servicios para los mexicanos no terminan con el subejercic­io del gasto. Mauricio González, socio de GEA, escribe hoy en el diario Reforma que el desperdici­o de nuestros impuestos es descomunal: “la cancelació­n del NAIM; la indemnizac­ión forzada de los tenedores de la deuda aeroportua­ria; la construcci­ón innecesari­a del aeropuerto de Santa Lucía; el incremento del costo financiero de la deuda de Pemex por la negligenci­a de no presentar un plan de negocios oportuno, y la desacelera­ción del PIB de 2019 causada por la desconfian­za y la incertidum­bre atribuible­s a los errores gubernamen­tales suman, bajita la mano, 250 mil millones de pesos”.

Ese dinero desperdici­ado —que no es producto del “desastre neoliberal” heredado, sino del “me canso ganso ”— sería suficiente para duplicar todos los presupuest­os estatales de seguridad y emprender un proceso de depuración, ampliación y fortalecim­iento de todas las policías estatales y municipal es. De ese tamaño la ir responsabi­lidad.

La“eficacia” de la 4 Ten todo su esplendor. No obstantequ­e AM LO ha dicho—según el análisis del Taller de Comunicaci­ón Política Spin— 168 veces que “vamos requetebié­n” y 208 veces “yo tengo otros datos”, cada vez los tendrá que decir más seguido. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

En educación, salud y desarrollo social no se gastaron 10 mmdp; ¿por eso urgiría cambiar al director de Coneval?

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