Teatro de Beckett libera a cuatro reos
Juan Antonio Santillán, José Luis Padilla, Juan Luis Hernández, Fidel Gómez y José Francisco García presentan la obra del Premio Nobel de Literatura
Juan Antonio Santillán, José Luis Padilla, Juan Luis Hernández, Fidel Gómez y José Francisco García hicieron historia, al ser los primeros hombres privados de su libertad en América Latina que salieron por unas horas de la penitenciaria de Santa Martha Acatitla para presentar la obra de teatro Esperando a Godot, del Premio Nobel de Literatura 1969, Samuel Beckett, en el escenario del Foro Shakespeare.
Tras un año y medio de negociación con las autoridades Juan, José, Luis, Fidel y Francisco cumplieron el sueño de ofrecer su arte en uno de los recintos más representativos para las tablas independientes mexicanas.
El quinteto trabajó arduamente para preparase en la disciplina actoral que ayer por un instante les regresó la libertad.
Entre el público, un adolescente de 14 años vio por primera vez a su papá lejos del rigor del penal, lo aplaudió y rio con los diálogos que él y sus colegas histriones decían, en los que incluso hacían referencia a su cotidianidad en Santa Martha o con rap, hacer con toda libertad una crítica a la sociedad que transgredieron, pero con la que se han reconciliado gracias al arte.
Javier Cruz, de 43 años, también estaba sentado entre la audiencia, con orgullo miró y vitoreó a sus compañeros. Él mismo delinquió y llegó a Santa Martha, conoció a la directora Itarí Marta que con brazos abiertos los recibió en la compañía de teatro penitenciario, de la que hoy es coordinador. “El teatro me cambió la vida, (antes de conocerlo) iba por la vida sin guía, me drogaba y gracias al arte aprendí otra forma de vivir cabrón, de ganarme algo a base de mi trabajo, por la derecha. Soy más consciente de mis actos, ya no delinco y si lo hago es solo en el escenario. Perdí muchas cosas en la cárcel, pero gracias al teatro gané más”, aseguró Cruz a ¡hey! La velada fue única, todo empezó a las 18:45 horas, cuando la Vanette blindada llamada Tiburón apareció en la calle de Zamora, escoltada por cuatro camionetas. Se detuvo en el número 7, entró al estacionamiento. A la puerta del Foro Shakespeare, el público se veía emocionado y listo para recibir a los actores.
Pasaron varios minutos, porque elementos de la Unidad de Reacción Inmediata tuvo que quitar las esposas de los tobillos y las muñecas de los cinco hombres, que por seguridad están cerradas en dos rieles, uno en el techo y otro en el suelo del transporte.
Todo estaba planeado, 16 custodios de la Secretaría de Sistema Penitenciario vigilaban los cinco accesos al foro.
Juan, José, Luis, Fidel y Francisco ingresaron al inmueble entre los aplausos de la gente. Los cinco entraron para preparase, reconocieron el escenario, hicieron calentamiento, escucharon la tercera llamada y con esa sensación de breve libertad, triunfaron en escena y se reencontraron entre lágrimas con su familia.
La obra se realizó sin contratiempos y además de contribuir con la rehabilitación de los protagonistas, forma parte de una nueva clase de entretenimiento que ofrece el teatro en México, ahora desde las prisiones de CdMx.