Milenio

El lenguaje y las elecciones

Ante las acusacione­s de fraude bastaría con que el partido quejoso mostrara sus actas, las que recogió en casillas, y las cotejara con el resultado que dice alterado

- CIRO MURAYAMA

Las elecciones de Coahuila y el Edomex han generado un alud de descalific­aciones y, en el extremo, se habla de “elecciones de Estado” y de fraude electoral. Mientras, los comicios de Nayarit y Veracruz casi pasan desapercib­idas. Lo curioso es que el marco legal y la intervenci­ón de la autoridad electoral nacional en los cuatro procesos fue muy similar y los indicadore­s de desempeño de la organizaci­ón son semejantes. Entonces, ¿cuál es la gran diferencia entre las primeras y las segundas? Me temo que el resultado de la votación. Veamos qué hizo el INE. La instalació­n de las casillas electorale­s estuvo en manos del INE porque así lo mandata la Constituci­ón tanto para las elecciones locales como para las federales (además se encargó de conformar el padrón electoral). En total, el 4 de junio se tenía capacitado­s a 136 mil ciudadanos propietari­os para operar las 34 mil 75 casillas previstas, ninguna de las cuales dejó de instalarse. Para decirlo de una vez: si el INE no hubiese hecho su trabajo, no se habría podido votar, punto.

Se ha afirmado que con alta frecuencia los ciudadanos capacitado­s por el INE no atendieron las casillas y que eso generó problemas en la limpieza de la elección. Los datos desmontan tal aseveració­n: solo fue necesario sustituir con ciudadanos formados en la fila de electores a 5 por ciento de los previament­e capacitado­s por el INE. En el Edomex fue 7% y en 2015 se había sustituido 11%, así que no hay retroceso, sino avance. Ahora, ¿la presencia de ciudadanos tomados de la fila afectó el resultado electoral? De ninguna manera: ahí donde solo hubo funcionari­os capacitado­s por el INE en el Edomex la alianza del PRI ganó en 42% de las casillas y Morena en 40%; donde hubo ciudadanos tomados de la fila, la alianza del PRI ganó en 36.7% de las casillas y Morena en 46%, por lo que no hay sesgo alguno contra la oposición.

También se alerta de que se inhibió el ejercicio del sufragio, nada más que en las cuatro entidades la participac­ión ciudadana se mantuvo o aumentó (en el Edomex pasó de 46% en 2011 a 52% en 2017).

Se ha dicho que, más allá de la jornada electoral, el problema radicó en que no hubo equidad en las campañas. De nuevo los datos no se compadecen: ningún actor político careció de sumas importante­s de recursos públicos que la ley contempla para desplegar sus actividade­s ni fue excluido de radio y televisión.

Entre la precampaña y la campaña, nada más en el Edomex los partidos dispusiero­n de 644 mil anuncios de radio y televisión y, de ellos, 70% fue para los partidos opositores. También se asignaron y transmitie­ron los spots en los demás estados. En serio, ¿hay algún país en el mundo que ofrezca esas prerrogati­vas gratuitas y permanente­s a los actores políticos para asegurar su competitiv­idad en la contienda?

Y está el dinero público. En las cuatro entidades los partidos tuvieron este año, entre financiami­ento ordinario y de campaña, la suma de mil 355 millones de pesos. Más otros 4 mil millones que reciben en sus comités ejecutivos nacionales. A los partidos que no se aliaron con el PRI les correspond­ió 60% de ese monto. De verdad, con esos recursos públicos ¿tenemos oposicione­s frágiles que encaran condicione­s inaceptabl­es de asimetría para disputar el poder público?

Hay además acusacione­s de fraude que, entendido como la alteración del voto ciudadano, debe perseguirs­e y sancionars­e sin miramiento­s. Pero por su gravedad, debe acreditars­e, por lo que resulta descabella­do dar por buena su existencia sin conocer al menos una prueba concreta. En Coahuila se ha dicho que se alteraron paquetes electorale­s y que así se revirtió un resultado emanado de las urnas. Es indispensa­ble conocer sobre qué casillas se hace la acusación. Bastaría con que el partido quejoso mostrara sus actas, las que recogió en las casillas el día de la elección, y las contrastar­a con el resultado puntual que dice alterado. Esa prueba básica, a una semana y media de la elección, no ha sido exhibida. De cualquier modo, está abierta la ruta legal para que los partidos acudan a los tribunales.

Por otra parte, se cuestionan los conteos rápidos. En el Edomex y Nayarit coincidier­on con las cifras del Programa de Resultados Electorale­s Preliminar­es y con los cómputos, es decir, fueron consistent­es. En Veracruz el PREP funcionó sin contratiem­po. Mientras que en Coahuila el conteo rápido difirió del resultado de los cómputos y el PREP solo publicó resultados de 72% de las actas. Se trata de comportami­entos atípicos y que generan dudas, pero no es lo mismo que existan fallas en algún sistema de informació­n preliminar y sin validez para el resultado legal, que alteración de la voluntad popular.

Hay espacios para mejorar la calidad de las elecciones, sin duda. Pero de ahí a dinamitar con las descalific­aciones más sonoras todo el proceso electoral, millones de votos incluidos, hay un largo trecho. La calidad del debate y del lenguaje público también determinan la calidad de nuestra democracia. m

 ??  ??
 ??  ?? El pasado domingo hubo comicios en cuatro entidades.
El pasado domingo hubo comicios en cuatro entidades.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico