Milenio

EL JOVEN DEL 401

En 11 meses, con $60 mil en la bolsa, Martín viajará a Copala, Guerrero, e irá a Playa Ventura y conseguirá un trabajo

- POR HUGO ROCA JOGLAR ILUSTRACIÓ­N ALFREDO SAN JUAN

Eje Central a la altura de la avenida Municipio Libre. Las 6:47 de la mañana. Bajo las luces del semáforo, los coches y la gente se revuelven. Huele a café, gasolina y naranjas. Miércoles 8 de marzo.

Martín Álvarez Cuenca carga una charola con 16 vasos de unicel (cuatro líneas de cuatro), 40 bolsitas de azúcar, 34 servilleta­s y 19 movedores de plástico. Lleva una cinta enroscada al cuello y la charola choca suavemente contra su abdomen al ritmo regular de sus pasos largos y lentos. “Americano y jugo: 12 pesos; Capuchino: 15”, se lee —letras rojas sobre fondo blanco— en una cartulina que cuelga de la charola. Lo llaman a claxonazos. Con las manos libres, Martín mete vasos por las ventanas de los coches y recibe el dinero.

Sus días se han llenado de números. Tiene 25 años. Dejó trunca en el segundo semestre la carrera de informátic­a. Mide 1.69 y pesa 78 kilos. Usa camisas medianas de colores lisos, pantalones de mezclilla talla 35 y calza del 8.5 o 9 (dependiend­o de la marca). Duerme cinco horas y media diarias (de 11 pm a 4:30pm). Se baña antes del alba; en la cocina exprime naranjas y prepara cafés en una máquina vieja que heredó de su abuela. A las 6:40 horas a más tardar tiene que estar bajo algún semáforo de Eje Central listo para vender sus vasos.

Esta mañana, en hora y media —37 semáforos—, Martín termina su primera charola del día a las 8:15 horas: 204 pesos en 90 minutos (seis americanos, seis jugos y cuatro capuchinos). Ahora trota sobre Eje Central hacia el Centro con su charola vacía que le cuelga del cuello. Pasa Víctor Hugo y en Necaxa da vuelta a la izquierda; avanza dos cuadras (Saratoga y Sevilla) y entra corriendo a un edificio ubicado en la esquina de Tokio y diagonal Bulgaria. Vive con su mamá, tía y hermana en el departamen­to 401, de 43 metros cuadrados.

Tiene que apurarse a preparar su segunda charola —cerca del mediodía ya nadie tiene antojos matinales— y vender otros 16 vasos… y así de lunes a domingo durante los próximos 10 meses. Su plan es claro: dos charolas diarias: 32 vasos —12 americanos, 12 jugos y ocho capuchinos— que representa­n 408 pesos… menos costos de producción y sobornos (35 pesos diarios a un viene-viene de Municipio Libre que le exige derecho de piso), a Martín le quedan en promedio 200 pesos libres al día. 200x30: 6 mil al mes. 6 milx10 meses: 60 mil…

Y en 11 meses, con 60 mil pesos en la bolsa, viajará a Copala, Guerrero, rentará un cuarto — mil 500 pesos mensuales— e irá a Playa Ventura en bicicleta cada mañana. Ahí conseguirá trabajo en algún hotel o fonda o venderá al lado del mar cualquier cosa: pulseras, cocos, hamacas… Y entonces, en su vida, habrá convertido los

números en agua. M

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