Un maratón cada vez más cansado
La maratónica feria isidril llegó a su fi nal y con ella es momento de mirar atrás y evaluar su legado. Los tiempos han cambiado, a pesar de que Las Ventas sigue siendo la plaza de toros más importante del mundo, su feria más representativa ya no es la que marca el ritmo de la temporada.
No se depende del resultado de San Isidro para conformar el resto de la campaña, los ajustes son mínimos, cuando antes un triunfo en mayo repercutía en un abultado número de contratos para quien lo lograra.
La actualidad marca que todo se ha cocinado con antelación y que los equipos administrativos de las figuras han decidido ya el derrotero de toda la campaña.
Para no ir más lejos, un modesto López Simón logró salir a hombros y no se advierte un gran cambio en su futuro cercano. La actualidad marca que los nuevos matadores tienen que mostrar mucha regularidad y abrirse espacio a codazos en los despachos.
El otro gran triunfador fue Sebastián Castella, quien ya tenía defi nida su temporada antes de pisar el ruedo de Las Ventas. Otro caso emblemático es el del mexicano Joselito Adame, quien con el corte de una oreja y el título de la mejor estocada no logra abrir puertas suficientes en España.
Por cierto, este año ninguna de las grandes figuras españolas consiguió ser protagonista de San Isidro, a pesar, por ejemplo, de una gran faena de Alejandro Talavante, quien no tuvo un buen colofón.
De cualquier forma, San Isidro está vigente con una larguísima feria de 31 días consecutivos en donde la plaza tiene una entrada promedio de tres cuartos, con 650 mil espectadores acumulados y todo el mundo taurino poniendo atención a lo que ahí ocurre.
Lo que vuelve cansada a la feria es el desesperante juego de la mayoría de los toros que exhiben falta de bravura y emoción. La suerte de varas va perdiendo importancia y la mayor parte de las corridas transcurren sin que suceda nada que festejar.
La culpa tiene nombre y se llama: mansedumbre. Aun así, con una distinta realidad la feria de San Isidro goza de cabal salud, aunque por momentos da la apariencia de ser un maratón demasiado largo.