Defender la democracia en las urnas
Una manera de desprestigiar algo es caricaturizarlo. El bazar electorero, la patética conducta del INE y la simulación de pluralismo en la que convirtieron o quisieron reducir la lucha democrática no deben confundirnos y tirar al niño con el agua sucia.
Acudir a las urnas y ejercitar el derecho a votar no deben confundirse con admitir el menú que nos ofrecen los 10 partidos y la mayoría de sus candidatos; tampoco bastan las escasas opciones de candidaturas independientes.
Menos debe confundirse optar por acudir a las urnas y anular el voto con acciones de boicot. Impedir que la gente ejerza su derecho a votar es tan autoritario como imponernos al actual sistema de partidos, que es una verdadera partidocracia.
Es muy poco claro quiénes promueven los incendios de papelería electoral en las oficinas del INE. Resulta aún más extraño el comportamiento de los gobiernos, tanto federal como locales: ordenan a sus tropas, soldados o policías federal y estatales, a abandonar esas oficinas. ¿Qué ocurrió para que el gobierno se convirtiera de pronto en “paloma” indefensa ante el “vandalismo” desatado por los movimientos?
¿A quiénes les sirve desprestigiar las formas electorales, intimidar y aterrorizar a los probables votantes?
La gran coartada que pretenden imponernos es la siguiente: dado que la gente está harta de los partidos, el gobierno, su obscena utilización del erario para enriquecerse y sus evidentes ineptitudes para gobernar, cancelemos los procesos electorales.
La democracia es un fenómeno inmanente a los humanos. Sin libertad no hay humanos. No somos hormigas. Obviamente no se reduce a lo electoral. Tampoco se remite a la llamada democracia griega ni a ninguna de las actuales. Cada caso es singular, como solía decir el gran René Zavaleta. En México la lucha por la democracia no ha sido absurda, menos inútil. Conquistar la libertad de manifestación costó muchas vidas; lo mismo, los espacios en la prensa, en radio, y muy pocos, casi ninguno, en la tv, más otros espacios que son parte de la larga marcha por la democracia.
Ante la violencia que ha causado centenares de muertes en estos años, la mayoría impunes, nunca como ahora hay que ir a las urnas. m