Fíjese lo que le voy a preguntar: ¿vale la pena ser bueno?
Quienes vemos la televisión nos topamos todo el tiempo con campañas de causas, de valores. Que si los buenos somos más, que si tienes el valor o te haces.
¿Vale la pena ser bueno? ¿Sirve de algo?
Seguramente a usted, como a mí, lo han asaltado o le han hecho algo peor.
¿Fue a denunciar? ¿Y cómo lo trataron? ¿Y qué le resolvieron? ¿Y cómo le fue con los delincuentes?
¿En qué acabaron esos desgraciados? ¿En qué acabó usted?
Por eso le pregunto: ¿Vale la pena ser bueno, obedecer las leyes, hacer lo correcto? ¿Funciona?
Imagínese que un buen día a usted, como a cualquier otra persona, le toca la mala suerte de encontrarse un cadáver en la calle.
¿Qué haría? Obviamente como usted es un hombre o una mujer de bien, trataría de ayudar, de buscar a las autoridades, de hacer algo.
¡Es un muerto! No lo va a dejar ahí tirado, ¿verdad?
¿Qué pasaría si le llamara a la justicia? Sea honesto. ¿Qué pasaría en el mundo real?
A menos que ocurriera un milagro, en ningún momento le van a dar las gracias.
Al contrario, antes que ayudar a la víctima, lo primero que esas personas van a hacer va a ser investigarlo a usted.
¿Qué andaba haciendo a esa hora en la calle? ¿Cómo fue que se encontró al muerto? ¿Por qué se lo encontró? ¿Qué clase de macabro interés había detrás de su denuncia?
¡Ahora resulta que el culpable es usted! ¡Cómo ve!
Me da mucha tristeza tener que decírselo pero parece que así de mal estamos.
Por eso insisto: ¿Vale la pena ser bueno? ¿No sería mejor ser malo, violar la ley, hacer exactamente lo que no se debe de hacer?
A los malos les va mejor, ellos siempre se salen con la suya.
Hasta los reporteros del corazón se la pasan afirmando que en las telenovelas los villanos son los que más se divierten.
¿A usted no le gustaría divertirse? ¿A usted no le encantaría salirse con la suya, que le fuera mejor? Piénselo.
¿Por qué le estoy escribiendo esto? Primero, porque es un tema que me pega muy fuerte en lo personal y en los profesional.
Segundo, porque de esto trata Secretos y mentiras, una espléndida serie que se va a estrenar este domingo a las 21:00 horas por el canal AXN y que usted no se debe perder.
Se lo estoy avisando desde ahora para que lo apunte con letras de oro en su agenda y porque como ese día vamos a tener elecciones, Game of Thrones y muchos otros estímulos, sería muy fácil perderse esta maravilla y no, no lo puedo permitir.
Secretos y mentiras es lo más mexicano que nos ha llegado de Estados Unidos en mucho tiempo, un producto para ver en familia, para pedírselo a los estudiantes de diferentes niveles, y discutir.
Si algo está en juego en este momento histórico, no solo en México, sino en el mundo entero, son los valores, lo bueno y lo malo.
Esas cosas que cuando éramos niños eran consideradas como buenas, hoy, gracias a 14 mil diferentes influencias, a pesar de lo que usted quiera, guste y mande, ya no son buenas.
¿Y si eso ya no es lo bueno, entonces qué sí lo es? ¿Fingir demencia ante un cuerpo sin vida? ¿Secuestrar a otro? ¿Matar? ¿Violar?
¿Se da cuenta de la gravedad de la situación? ¿Se da cuenta de la importancia de esta miniserie de paquete básico?
Cuando vi aquello por primera vez, entre que me daba taquicardia y entre que me quería poner a llorar. Es muy efectivo, muy fuerte.
A estas alturas de la evolución de los géneros y los formatos yo ya no sé si Secretos y mentiras es una serie, una miniserie de muchos capítulos o qué.
Lo que sí sé es que de seguro aparecerá en los próximos Emmy y que si usted se la pierde dejará de ser parte de algo fundamental.
Los protagonistas de este concepto son Ryan Pillippe y Juliette Lewis.
Como usted sabe, Ryan es una superestrella del cine famosa por sus personajes de galán.
Acá, el señor es otra cosa, es un hombre maduro, padre de familia con varios hijos. La mayor, una muchacha de 17 años.
¡Y no sabe qué interpretación tan más convincente!
A Juliette usted la acaba de ver en Wayward Pynes y por supuesto la ubica de clásicos del cine como Asesinos por naturaleza.
En este lanzamiento la señora es una detective con una fuerza tan tremenda que llega un momento en que aquello se convierte en algo más que un dilema ético, es una auténtica pelea hombre-mujer, en un asunto mucho más complejo que, por supuesto, también usted y yo estamos viviendo de alguna manera en la actualidad.
A mí me encanta Secretos y mentiras porque, además, tiene su parte de conflicto mediático y una producción muy pulcra.
Yo sé que el domingo va a ser un día complicado pero, por favor, vea esta propuesta, o grábela o hágale como pueda, pero luche por verla.
Fíjese lo que le voy a preguntar: ¿vale la pena ser bueno?
No me conteste en este instante. Contésteme después, cuando haya visto Secretos y mentiras por AXN. Le va a encantar.